<p>A criterio del Financial Times o el Frankfurter Allgemeine Zeitung, la espectacular reacción de los mercados europeos, el jueves, fue exagerada y prematura. En primer lugar, Wall Street no la acompañó hasta el final, reflejando la pérdida de un reducto demócrata en elecciones locales. En segundo término, las dos recientes alzas no llegan ni de lejos a neutralizar las bajas durante agosto y la mitad de septiembre.<br />
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Por supuesto, era inevitable ver en la “euforia a medida” motivos para suspicacias. Desde la semana anterior, en efecto, Italia coqueteaba con China, que ya había ofrecido –en mayo- tomar deuda griega, portuguesa e irlandesa.<br />
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Por tanto, la repentina medida del Banco Central Europeo, la Reserva Federal, el banco de Inglaterra y sus colegas de Japón y Suiza (país hoy castigado por un fraude de US$ 2.000 millones en UBS) busca frenar a los emergentes. Igual conclusión sacaron los “euroescépticos” alemanes que le hacen la vida imposible a Angela Merkel, faltando dos días para otra elección provincial.<br />
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La decisión de los cinco pretende blindar el sistema financiero occidental y los grandes bancos privados contra la volatilidad. Eso explica la participación de Berna, un jugador comparativamente pequeño: su segunda entidad, Union des Banques Suisses, vive una crisis propia, atribuible a deficiente gestión de riesgos.<br />
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El nuevo mecanismo permitirá a los bancos disponer de fondos restituibles en hasta tres meses, no la magra semana vigente ahora. Dato curioso: los préstamos se devolverán en dólares, no euros, a los bancos centrales. Un comunicado del viernes, a la apertura, no especifica montos. Por otra parte, es la primera acción conjunta desde febrero y dista casi tres años del triple colapso protagonizado en EE.UU. por Lehman Brothers, Bear Stearns y Merrill Lynch (2008).<br />
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Debe recordarse que esta intervención concertada también obedece al calendario. Cerca de fin de año se incrementa la demanda de liquidez por razones estacionales, situación que no existía hace siete meses, o sea al aplicarse una medida colectiva similar. De un modo u otro, los bancos europeos afrontarán en breve cuantiosos vencimientos en dólares. <br />
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Si las cosas fuesen normales, les bastaría acudir al mercado internacional, solicitando fondos a sus colegas norteamericanos o a la próspera Asia oriental y meridional. Pero, justamente, el BCE y los emisores de la Eurozona se cortarían la mano antes de apelar a China y otros países emergentes.<br />
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Ahora bien ¿por qué una intervención conjunta? Porque ningún emisor (banco central) puede dictar medidas unilaterales en monedas ajenas a la suya. En las tres subastas mensuales previstas por el comunicado para el último trimestre, las entidades financieras podrán pedir al BCE –los dólares necesarios a un interés fijo. Por ejemplo en la última colocación semanal, prestó a dos bancos privados US$ 575 millones a 1,1% anual y una paridad de US$ 136 por dólar, entre las más exiguas desde que circula la moneda común.<br />
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Rescate para exorcisar el fantasma de China
La verdadera humillación para la Eurozona no hubiese sido la caída de Grecia o volver a 2008/09, sino dar en los brazos de los principales emergentes, con China a la cabeza. Así señalaba el japonés Asahi shimbun en un comentario editorial.