Una de las preguntas más repetidas que reciben quienes asesoran a los inversores es qué hacer con los pesos en un contexto inflacionario como el actual. La respuesta es: “depende”. Suponiendo que el consejo profesional tenga la racionalidad y la sensatez esperada, sin duda se va a respaldar en un escenario preferido y en el perfil de cada inversor. La idea es seleccionar distintas alternativas de inversión pensando en un portafolio de $30.000.
Lo primero que se debería analizar con absoluta sinceridad es el nivel de tolerancia al riesgo que posee cada uno. En otras palabras, es muy importante conocer las propias emociones ante la variación de precio que pueda tener el activo que tenemos en cartera. Hay inversores que son amantes del riesgo y otros que son más conservadores.
El primer paso, entonces, es identificar qué clase de inversor se es: agresivo, moderado o conservador. Para tener en cuenta: si la elección no permite conciliar el sueño, algo está funcionando mal. Muchas veces el error está en la definición de un perfil que no se adapta a la personalidad del inversor y, por ende, la selección de los activos es incompatible con su nivel de tolerancia al riesgo. Después de todo, las inversiones son para hacer la vida más fácil en algún momento y no para padecerlas.
Para la mayoría: un perfil conservador
Para un inversor conservador los portafolios más recomendados son los de renta fija y con plazos relativamente cortos. A partir de aquí tenemos que suponer los distintos escenarios posibles que podría enfrentar nuestro país en los próximos meses.
En condiciones normales, un año es largo plazo para un país como Argentina, pero si en ese año se va a saber si se define o no la saga de los fondos buitre, tendremos una elección presidencial y, casi con seguridad en el plano internacional, comience una historia diferente con las tasas de interés de la que vimos en los últimos 7 años, el panorama luce incierto.
Para una cartera conservadora, el Boden 2015 (RO15) es una alternativa interesante. Este título vence en 11 meses -3/10/15- y es el único emitido en dólares que vence íntegramente durante el mandato de la actual administración.
El rendimiento aproximado de acuerdo a la última cotización disponible al momento de escribir esta nota (93 dólares) implica un rendimiento del 15% en dólares. Teniendo en cuenta el actual nivel de reservas y la incertidumbre por el litigio con los holdouts, son muchos los que ponen reparos a la capacidad de pago en la fecha de vencimiento. Sin embargo, y en el caso de que la negociación se prolongara transformándose en una herencia para el próximo gobierno, existe como posibilidad cierta la propuesta de un canje por un nuevo título para sortear el vencimiento. En esta hipótesis la oferta claramente dirigida a los grandes inversores institucionales siempre debería tener el carácter de voluntaria para no ser considerada un nuevo default. Por otra parte, el vencimiento a escasos días de la elección presidencial es un condimento para suponer que el gobierno hará lo posible para cumplir con el mismo.
Esta cartera conservadora se podría completar en partes iguales con el nuevo bono emitido por el gobierno nacional que ajusta en función de la evolución del dólar oficial y que vence en 2016 (AO16). Este título es el único emitido por el gobierno nacional con esta cláusula de ajuste y permite tener un rendimiento por lo menos similar a la inflación, dado que el dólar oficial no puede retrasarse para no perder competitividad y además siempre está la posibilidad de capturar una eventual devaluación del tipo de cambio que realice este o el próximo gobierno durante su primer año de gestión.
Para algunos: inversiones más moderadas
Para inversores con un perfil más moderado se podrían incluir en el portafolio títulos que devengan una renta alta como el Bonar 2024, que paga el 8,75% anual en dólares e incluso para los más arriesgados un pequeño porcentaje en cupones atados al PBI nominados en dólares (TVPA). Es así que a partir de 2016 espera que el crecimiento de la economía supere el umbral que habilita el pago de estos derivados.
Si el escenario proyectado incluye la hipótesis de un arreglo con los holdouts, los títulos con más potencial son los de plazo más largo como el bono par y el de descuento con legislación extranjera. Esto es así porque mientras duró todo este proceso fueron los más castigados y por lo tanto los que pueden tener las mayores recuperaciones.
Para pocos: en busca de la aventura
Sin duda para los inversores con mayor tolerancia al riesgo, se pueden armar carteras con un horizonte de mediano plazo que incluya acciones de las principales empresas argentinas. En ese sentido, YPF es una de las alternativas más interesantes, sobre todo si se termina el litigio con los acreedores y se destraba el acceso a los mercados de capitales para nuestro país, con todo lo que eso implica para una empresa capital intensiva como YPF.
Las empresas exportadoras como Siderar y con un excelente managment también pueden verse favorecidas ante una actualización del tipo de cambio. Los crecientes resultados operativos, sumados a las mejores expectativas sectoriales por regulaciones gubernamentales, pueden favorecer a empresas como Petrobras Argentina. Hay que destacar que la fuerte caída en el precio internacional del petróleo, en gran medida, se ve amortiguada para las empresas locales que tiene un régimen de retenciones móviles.
Finalmente, en una cartera diversificada y tratando de potenciar una eventual solución exitosa con los holdouts, deberíamos incluir alguna acción del sector bancario que en los últimos años fue el más rentable de nuestra economía.
En ese sentido, el Grupo Financiero Galicia es una excelente alternativa que combina liquidez en su plaza de opciones, lo cual permite para aquellos inversores más sofisticados combinar la compra de acciones con lanzamientos de opciones para tener una renta adicional.
Saber mirar el mercado es importante para entender qué están haciendo los profesionales o al menos la mayoría de los participantes. Es tomar decisiones de acuerdo a lo que enseñó Keynes con el ejemplo del “concurso de belleza”, donde lo más importante era conocer quién creían los demás que era la ganadora, que saber cuál participante era realmente la más bonita.
La observación nos permite identificar cuál es el escenario con mayores probabilidades de ocurrencia, o al menos al que el mercado le asigna mayores chances. Y actuar en consecuencia.
Una versión de esta nota salió en la edición 136 de Alzas y Bajas