jueves, 26 de diciembre de 2024

Posible guerra de precios en el mercado del gas

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Ahora que Estados Unidos se está convirtiendo en uno de los más grandes exportadores de gas del mundo, cambian los patrones de precios y de comercio en los mercados mundiales. Rusia, el otro gran productor mundial, podría adoptar con el gas la misma estrategia que Arabia Saudita con el petróleo.

Si bien a Arabia saudita no le salió bien, muchos analistas dicen que esa estrategia podría ser económicamente lógica para Gazprom. Los precios del gas están bajos en Europa y la compañía rusa podría subirlos fácilmente a un punto en el cual sea antieconómico traer gas natural licuado (LNG)  al viejo continente desde Estados Unidos. De esa manera defendería su cuot6a de mercado en Europa, donde está el grueso de sus operaciones.

Esto significaría iniciar una guerra de precios. Quienes la defienden argumentan lo siguiente: Así como Arabia saudita es el productor con capacidad de definir el mercado mundial de petróleo gracias a su capacidad para aumentar la producción en caso necesario, Gazprom tiene la mayor capacidad de depósitos del mundo. Según sus ejecutivos, la compañía tiene unos 100.000 millones de metros cúbicos de reservas equivalentes a la cuarta parte de su producción y casi 3% la producción mundial.

 así como a Arabia Saudita no se le movió un pelo ante la perspectiva de que los productores norteamericanos de petróleo sale  erosionaran su participación de mercado, Gozaron tiene las mismas probabilidades en gas. .

Además, como Arabia saudita en petróleo, Gazprom  tiene los menores costos de producción. Teniendo todo esto en cuenta parecería lógico que la compañía rusa  bajara sus precios para mantener al gas licuado norteamericano fuera de Europa,.

¿Qué hará? Todavía no se sabe. Los ejecutivos están estudiando ventajas y desventajas de una posible guerra de precios y aun no se han puesto de acuerdo. Los analistas que siguen el tema de cerca creen que una guerra de precios liderada por Gazpromo0 tendría dos objetivos diferentes. Lograr que el gas licuado norteamericano se vuelva demasiado caro en Europa en el corto plazo. El segundo, desincentivar nuevas inversiones en proyectos de LNG en el largo plazo.

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