El volumen de gas y petróleo descubiertos el año pasado – excluyendo shale y otras reservas en el territorio norteamericano, fue el más bajo desde 1994, según IHS.
La conclusión inmediata a esta tendencia es que la producción de petróleo y gas de esquisto (shale) tanto en Estados Unidos como en otros países tendrá una importancia creciente para la satisfacción de las necesidades mundiales en la próxima década.
Los yacimientos tradicionales necesitan de muchos años antes de entrar en actividad. Es por eso que los últimos descubrimientos en el mercado del crudo no significarán aumento en la producción hasta los años 2020.
El año pasado hubo pocos descubrimientos. Este año los presupuestos para exploración se están reduciendo y el número de pozos perforados caerá aun más.
Además de los nuevos descubrimientos, las empresas también pueden ampliar sus yacimientos existentes. Se sabe que hay grandes reservas, tanto convencionales como no convencionales en países como Arabia Saudita, Irán, Irak y Emiratos Árabes Unidos además de Norteamérica, Canadá y Venezuela.
También hay grandes reservas de petróleo de esquisto en Rusia, China, Argentina y Libia, pero en todos ellos la industria está todavía en pañales.
El shale es de producción muy cara si se lo compara con reservas en Medio oriente, y necesita que los precios del crudo estén altos para ser viable comercialmente.