Así se desprende de un reciente informe difundido, desde París, por la Organización de Cooperación pro Desarrollo Económico (OCDE, que reúne los 24 países más ricos del mundo). Por ejemplo, los flujos de IED desde EE.UU. saltaron de US$ 141.000 a 252.000 millones (¡casi 79%!) entre 2003 y 2004.
En cierta medida, ese aumento refleja la debilidad de dólar ante las demás divisas, fenómeno que abarcó justamente ese bienio. Más decisivas aun son las fusiones y adquisiciones (F&A), impulsadas por grupos empresarios intereados en activos fuera de su país. Hasta fines de los años 80, las F&A no se consideraban IED. En rigor, sólo lo son cuando se destinan a extraer insumos mineros –petr´poleo inclusive-, producir bienes y servicios reales, no a copar compañías o mercados existentes ni a inflar estadísticas.
Sea como fuere, de las veinticinco mayores F&A trasnacionales en 2004. cinco fueron hechas por firmas residentes en EE.UU. Al mismo tiempo, el flujo de IED hacia la segunda economía del mundo subía de US$ 67.100 millones en 2003 a 106.800 millones en 2004 (+59%). Por el contrario, los flujos hacia Alemania y Francia –las dos mayores economías de la Eurozona- disminuyeron drásticamente en ese mismo bienio.
En Francia, el flujo exógeno bajó de US$ 43.000 a 24.000 millones (-44,2%). En Alemania fue peor, pues los inversores del exterior retiraron US$ 39.000 millones, Dadao que, en 2003, habían colocado 27.000 millones, la diferencia negativa asciende a 66.000 millones (2,4 veces la suma de 2003).
En conjunto, la OCDE sumaba en 2004 un récord de US$ 261.000 millones en IED, mayormente orientada a economías dependientes, donde esas colocaciones van por mano de obra barata y mercados subexplotados. China continúa siendo la mayor receptora de esos flujos: pasaron de US$ 47.000 a 55.000 billones en ese lapso, es decir +17%. Además, representan 21% del total originado en ese bloque. Este caso y algunos más casi no incluyen F&A, pero ñas estad´pisticas de la entidad no discriminan.
t
Así se desprende de un reciente informe difundido, desde París, por la Organización de Cooperación pro Desarrollo Económico (OCDE, que reúne los 24 países más ricos del mundo). Por ejemplo, los flujos de IED desde EE.UU. saltaron de US$ 141.000 a 252.000 millones (¡casi 79%!) entre 2003 y 2004.
En cierta medida, ese aumento refleja la debilidad de dólar ante las demás divisas, fenómeno que abarcó justamente ese bienio. Más decisivas aun son las fusiones y adquisiciones (F&A), impulsadas por grupos empresarios intereados en activos fuera de su país. Hasta fines de los años 80, las F&A no se consideraban IED. En rigor, sólo lo son cuando se destinan a extraer insumos mineros –petr´poleo inclusive-, producir bienes y servicios reales, no a copar compañías o mercados existentes ni a inflar estadísticas.
Sea como fuere, de las veinticinco mayores F&A trasnacionales en 2004. cinco fueron hechas por firmas residentes en EE.UU. Al mismo tiempo, el flujo de IED hacia la segunda economía del mundo subía de US$ 67.100 millones en 2003 a 106.800 millones en 2004 (+59%). Por el contrario, los flujos hacia Alemania y Francia –las dos mayores economías de la Eurozona- disminuyeron drásticamente en ese mismo bienio.
En Francia, el flujo exógeno bajó de US$ 43.000 a 24.000 millones (-44,2%). En Alemania fue peor, pues los inversores del exterior retiraron US$ 39.000 millones, Dadao que, en 2003, habían colocado 27.000 millones, la diferencia negativa asciende a 66.000 millones (2,4 veces la suma de 2003).
En conjunto, la OCDE sumaba en 2004 un récord de US$ 261.000 millones en IED, mayormente orientada a economías dependientes, donde esas colocaciones van por mano de obra barata y mercados subexplotados. China continúa siendo la mayor receptora de esos flujos: pasaron de US$ 47.000 a 55.000 billones en ese lapso, es decir +17%. Además, representan 21% del total originado en ese bloque. Este caso y algunos más casi no incluyen F&A, pero ñas estad´pisticas de la entidad no discriminan.
t