Si bien los bancos iniciaron el año con una participación en los créditos otorgados del 57% de las personas y del 83% de los montos en pesos, en mayo estas cifras se redujeron al 55% y 82%, lo que confirma la tendencia a la mayor participación de los PNFC (Proveedores No Financieros de Crédito). Esta retracción inicial, sumada a la escalada en la morosidad, plantea un escenario de alerta para el segundo semestre.
A pesar de que el mercado logró avances significativos en inclusión financiera, ampliando el acceso a mayores de 18 años del 49% al 51%, y registró un aumento del 20% en los montos otorgados, el desafío principal reside en el crecimiento de la mora. Al tomar como referencia el stock total de créditos, el incumplimiento pasó de afectar al 14.3% de las personas y el 5% del capital en diciembre de 2024, a alcanzar al 15.5% de las personas y el 6.4% del monto total el pasado mes de mayo.
Esta tendencia se observa de forma diferenciada en los principales actores. Porcentualmente los PNFC vieron cómo el incumplimiento de sus deudores subió un 47%, mientras que los bancos enfrentaron un aumento en la mora de un 67%. Esto indica mayores dificultades de pago en sectores que normalmente no la tenían, según mostraban los indicadores de períodos previos. Es previsible que esta tendencia al alza se mantenga en la segunda mitad del año. Sin embargo, este reto abre una oportunidad para fortalecer el sistema con herramientas estratégicas.
La pregunta clave que enfrenta el sistema de crédito es cómo bajar la mora sin frenar el crecimiento. Para lograrlo, es indispensable reforzar los recursos, la tecnología y los procesos de evaluación crediticia. “Instrumentos como los burós, scores de crédito y motores de decisiones de segunda generación permiten a las entidades financieras precalificar a los solicitantes de manera instantánea, minimizando el riesgo de insolvencia y contribuyendo a un crecimiento más sostenible y rentable”, explica Mariano Sokal, director de SIISA, empresa de tecnología para el crédito y buró.
Es así que la tecnología de automatización permite adaptar la oferta crediticia a la capacidad de pago real de cada persona, beneficiando así a segmentos históricamente no bancarizados y fomentando un verdadero acceso al crédito.
En un contexto de alza en la mora, uno de los caminos hacia un sistema crediticio más saludable para las personas en el segundo semestre de 2025 es la capacidad de adaptación de las empresas, que traerá como consecuencia mayor rentabilidad y menor aplazamiento de deuda.
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