El repentino agravamiento de la situación en Nigeria, quinto productor petrolero del mundo y el país más poblado de África, dejó atrás el zafarrancho en el golfo Pérsico y un increíble pedido público de George W.Bush: que otras potencias se sumen a la guerra en Irak. En materia naval, el gesto de Washington fue una reacción. Sucede que, al vencer otro plazo impuesto por el consejo de seguridad, Tehrán no sólo no detuvo sino que resolvió expandir su programa nuclear. Así sostiene un informe de la agencia de las Naciones Unidas que se ocupa del tema. Por otra parte, los nuevos planteos norteamericanos chocan con la decisión de Gran Bretaña –el único aliado substancial de EE.UU.- de ir abandonando Irak.
En realidad, el petróleo debió haber bajado un poco, a raíz del presumible aumento de existencia de naftas en EE.UU. Desde hace tres semanas, los mercado a término no se preocupan por Irán, sino por el abastecimiento de refinados en el mayor consumidor del globo.
Por cierto, el precio mayorista de la nafta marca un récord, 83,2 centavos el litro. En algunos estados, el nivel minorista se acerca al dólar. Sea como fuere, el Brent rozó US$ 71,80 y luego cedió a 70,70 por barril, el máximo en siete meses. A este lado del Atlántico, los tejanos intermedios avanzaron hasta 66 después se cayeron a US$ 64,70.
Nueve barcos de guerra estadounidenses, con 17.000 efectivos a bordo, irrumpieron en el golfo Pérsico. Era la mayor concentración naval desde la invasión de 2003, incluía dos portaviones y Washington no había notificado a Tehrán. “Lo único llamativo es que semejante despliegue coincidiera con el informe de la agencia internacional de energía atómica sobre el programa iraní”, observaban operadores londinenses, a cuyo criterio “es apenas un gesto simbólico”. En lo tocante a Nigeria, el nuevo brote de violencia social acentúa resquemores de varios analistas sobre el negocio de hidrocarburos en ese continente.
El repentino agravamiento de la situación en Nigeria, quinto productor petrolero del mundo y el país más poblado de África, dejó atrás el zafarrancho en el golfo Pérsico y un increíble pedido público de George W.Bush: que otras potencias se sumen a la guerra en Irak. En materia naval, el gesto de Washington fue una reacción. Sucede que, al vencer otro plazo impuesto por el consejo de seguridad, Tehrán no sólo no detuvo sino que resolvió expandir su programa nuclear. Así sostiene un informe de la agencia de las Naciones Unidas que se ocupa del tema. Por otra parte, los nuevos planteos norteamericanos chocan con la decisión de Gran Bretaña –el único aliado substancial de EE.UU.- de ir abandonando Irak.
En realidad, el petróleo debió haber bajado un poco, a raíz del presumible aumento de existencia de naftas en EE.UU. Desde hace tres semanas, los mercado a término no se preocupan por Irán, sino por el abastecimiento de refinados en el mayor consumidor del globo.
Por cierto, el precio mayorista de la nafta marca un récord, 83,2 centavos el litro. En algunos estados, el nivel minorista se acerca al dólar. Sea como fuere, el Brent rozó US$ 71,80 y luego cedió a 70,70 por barril, el máximo en siete meses. A este lado del Atlántico, los tejanos intermedios avanzaron hasta 66 después se cayeron a US$ 64,70.
Nueve barcos de guerra estadounidenses, con 17.000 efectivos a bordo, irrumpieron en el golfo Pérsico. Era la mayor concentración naval desde la invasión de 2003, incluía dos portaviones y Washington no había notificado a Tehrán. “Lo único llamativo es que semejante despliegue coincidiera con el informe de la agencia internacional de energía atómica sobre el programa iraní”, observaban operadores londinenses, a cuyo criterio “es apenas un gesto simbólico”. En lo tocante a Nigeria, el nuevo brote de violencia social acentúa resquemores de varios analistas sobre el negocio de hidrocarburos en ese continente.