La demanda, dice allí, fue levemente inferior a lo estimado por los analistas, pero tanto oferta como demanda se ubicaron dentro de los parámetros previstos, con poca variación. Para la entidad, la discrepancia no alcanza para explicar semejante caída en los precios del crudo y la velocidad con que se produjo esa caída.
El BPI estima en primer lugar que la decisión de la OPEP de no reducir la producción tuvo un papel preponderante en el desplome, pero también la liquidación de posiciones cortas en el mercado de futuros.
Según información que recoge Carlos Schwartz en Intelligence & Capital News, también señala el fuerte endeudamiento de las empresas petroleras en los últimos años como otro de los factores que pudieron contribuir a acelerar la caída. Para el banco las petroleras apelaron de forma continuada al mercado para colocar bonos.
Esos bonos incluyen tanto los de alto rendimiento como los de alta calificación, pero el volumen de emisión es significativamente más alto que los emitidos por el resto de las empresas en los mercados de capitales. De acuerdo con el estudio, el volumen emitido por las petroleras se ha más que duplicado entre 2009 y 2015 superando un saldo vivo de US$ 8.200 millones comparado con US$ 6.000 millones de nueva emisión en el resto de las empresas.
En un contexto, entonces, de alto endeudamiento la caída del precio del petróleo debilita los balances de los productores y hace más gravosas las condiciones del crédito, “exacerbando de forma potencial la caída de precios como resultado de la venta de activos petroleros (como por ejemplo la venta de un mayor volumen de producción futura)”, afirma el BPI. Por otro lado, continúa, hay una marcada reducción de los flujos de caja debido a los menores precios percibidos; eso aumenta el riesgo de falta de liquidez circunstancial, algo que puede llevar a que las petroleras no sean capaces de afrontar vencimientos financieros como el pago de intereses.
La necesidad de amortizar compromisos financieros como intereses y principal sobre la deuda emitida pueden inducir una continuada producción física de crudo para mantener los flujos de caja, demorando la reducción de los excedentes en el mercado. Otro factor que puede estar amplificando la caída de precios, señalado por el banco, es el hecho que las compañías petroleras de las economías emergentes que se han endeudado en dólares de forma desproporcionada a partir de las expectativas de altos ingresos y que se verán especialmente afectadas si se mantienen las actuales condiciones de crédito más duras con una apreciación del dólar mientras persisten bajos los precios del crudo, intenten aumentar la producción de sus pozos.
La amplia liquidez del mercado permitió a las petroleras en los años anteriores a la reciente caída de precios cubrir sus riesgos en el mercado de derivados del petróleo. “Vender futuros o comprar opciones de venta son formas en las que los productores de petróleo se defienden de su exposición a la gran volatilidad de los ingresos petroleros. El lado vendedor (short) del mercado tradicionalmente ha estado dominado por los “comerciantes”, es decir agentes del sector de la producción o el procesamiento del crudo.
“Desde el 2010 los productores de petróleo han contratado de forma creciente los derivados directamente con los operadores de swaps para su cobertura. A su turno, los operadores de swaps han descargado su exposición en el propio mercado de futuros como sugiere la tendencia recogida en los datos de la CFTC para las posiciones cortas de los operadores de swaps entre 2009 y 2013”, afirma el estudio. El documento advierte que en condiciones de gran volatilidad y de tensiones financieras en los balances de las petroleras los operadores de los mercados de derivados pueden mostrarse reticentes a seguir vendiendo cobertura a las empresas del sector.