Quizá reflejando esta dicotomía, se recobraban suavemente el Dow-Jones industrial, el Standar&Poor’s 500 y los paneles Nasdaq.Pero sin alcanzar siquiera los niveles del viernes.
Según el departamento federal de Comercio, la producción industrial avanzó 0,9% en noviembre, el mayor margen en cuatro años. Entretanto, la construcción de viviendas marcaba un ritmo anual de 2.070.000 unidades, el más intenso en casi dos décadas.
Por su parte, el Sistema de Reserva Federal señala que estos indicadores positivos no fomentan inflación. Esto se debe, en gran medida, a que representan gastos de las clases alta y media alta, beneficiadas por dos paquetes de rebajas impositivas (por US$ 2,35 billones en total). En cuanto al resto de los consumidores, siguen endeudándose a tasas bajas, sabiendo que la reelección impone crédito barato hasta los comicios de noviembre.
No sólo no hay síntomas inflacionarios, sino que el índice básico de precios minoristas (excluye alimentos y energía) cedió 0,1%. Esto no pasaba desde diciembre de 1982.
Esas cifras contrastan con el clima, entre escéptico y desilusionado, imperante en Wall Street respecto de las ventas de temporada, iniciada tras Acción de Gracias y a cerrarse este fin de semana. Expertos y minoristas temen que no se refleje la actual ola de señales económicas positivas. Desde el lunes, en efecto, las grandes cadenas han lanzado nuevos descuentos –hasta 40%- sobre rubros que habían rebajado hace un mes. Algunos ejecutivos, inclusive, apostaban a un “efecto Saddam” entre el público comprador.
Quizá reflejando esta dicotomía, se recobraban suavemente el Dow-Jones industrial, el Standar&Poor’s 500 y los paneles Nasdaq.Pero sin alcanzar siquiera los niveles del viernes.
Según el departamento federal de Comercio, la producción industrial avanzó 0,9% en noviembre, el mayor margen en cuatro años. Entretanto, la construcción de viviendas marcaba un ritmo anual de 2.070.000 unidades, el más intenso en casi dos décadas.
Por su parte, el Sistema de Reserva Federal señala que estos indicadores positivos no fomentan inflación. Esto se debe, en gran medida, a que representan gastos de las clases alta y media alta, beneficiadas por dos paquetes de rebajas impositivas (por US$ 2,35 billones en total). En cuanto al resto de los consumidores, siguen endeudándose a tasas bajas, sabiendo que la reelección impone crédito barato hasta los comicios de noviembre.
No sólo no hay síntomas inflacionarios, sino que el índice básico de precios minoristas (excluye alimentos y energía) cedió 0,1%. Esto no pasaba desde diciembre de 1982.
Esas cifras contrastan con el clima, entre escéptico y desilusionado, imperante en Wall Street respecto de las ventas de temporada, iniciada tras Acción de Gracias y a cerrarse este fin de semana. Expertos y minoristas temen que no se refleje la actual ola de señales económicas positivas. Desde el lunes, en efecto, las grandes cadenas han lanzado nuevos descuentos –hasta 40%- sobre rubros que habían rebajado hace un mes. Algunos ejecutivos, inclusive, apostaban a un “efecto Saddam” entre el público comprador.