Este rincón no regulado y volátil perdió US$ 180.000 millones durante los últimos tres meses hasta el viernes 17. Los inversores, en particular los más ricos, salen por cualquier puerta. Esto fue patente el miércoles, durante una corrida vinculada a otro sector peligroso, las obligaciones de deuda colateralizada (ODC). Con el Dow Jones 30 hundiéndose 5,7% y 6,1% el Standard&Poor’s 500, el negocio de los fondos (US$ 1,7billones) zozobraba.
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Nadie sabe, empero, cuántos fondos de cobertura más venderán carteras para cubrir retiro de depósitos. Sea como fuere, mientras los problemas aumentan, sus managers temen que cierren cientos o hasta miles de fondos. Las implicancias llegan lejos, pues no se trata ya sólo de millonarios codiciosos, sino también de fondos jubilatorios o estudiantiles, fundaciones, etc., que pusieron miles de millones en esas carteras privadas. ¿Por qué? Porque creyeron en el mito de que los fondos nunca pierden. Pero no era así. </p>
<p>Esta crisis dentro de la crisis representa un giro copernicano en la cultura financiera de Wall Street y Londres. Desde su irrupción a principios de los años 90, los derivativos dieron vuelta pautas financieras e inflaron precios en todo tipo de activos. Sus gestores más importantes ganaban por año s miles de millones. Este mundo de oropeles se termina. </p>
Otra huida de inversores, esta vez por crecientes problemas entre fondos de cobertura
La edad dorada para esas entidades que lucran con contratos derivados se acerca al fin. Estas fuentes de dinero fácil, glorias de Wall Street y sus supermagnates, viven días turbulentos. Algunas estrellas pierden brillo o se caen.