<p>Una lista oficial de complotados, difundida hace pocas semanas, incluía veinticinco nombres. Todo desemboca en lo que parece otro escándalo típico de Wall Street. La documentación obraba desde marzo en el juzgado federal de distrito, Manhattan sur: eran papeles que fueron entregados por abogados de un ex operador de CDR Financial Products, asesora de inversiones procesada por lo mismo desde octubre.<br />
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Según esos letrados, la nómina proviene del mismo gobierno federal. Pero lo peor es que –fuera de ese ex ejecutivo- ninguna de las personas e instituciones implicadas ha sido acusada de nada concreto. En rigor, recién ahora aparecen firmas sindicadas como “potenciales conspiradoras” en una investigación que involucra un mercado de US$ 2,8 billones en bonos municipales. Sus tenedores hicieron enormes diferencias a costa de contribuyentes y comunas. <br />
“Si el gobierno habla de conspiradores, es porque tiene suficientes pruebas al respecto”, señalaba Richard Donovan. Amén de socio en el estudio jurídico Kelley Drye & Warren, este abogado copreside su división antimonopólica. Pero no tiene relación directa con el asunto.<br />
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Las indagaciones judiciales se centran en “contratos de inversión garantizados” que estados, comunas y distritos escolares toman usando fondos percibidos vía subasta de bonos municipales. Su masa representa unos US$ 400.000 millones anuales. A los tomadores, los contratos les significan retornos mientras el dinero no se usa. <br />
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El servicio recaudador interno (IRS) a veces percibe utilidades sobre estas inversiones y exige que se asignen en subastas, para asegurarse de que los gobiernos locales reciban los intereses justos. Washington acusó a CDR por orquestar subastas falsas que permitían a bancos y otros intermediarios de la lista pagar tasas inferiores a las del mercado.<br />
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Nuevos indicios apuntan a un fraude por US$ 2,8 billones
Se amplió ante el departamento federal de justicia una demanda contra JPMorgan Chase, Union des Banques Suisses, BofA, Société Générale, las extintas Bear Stearns y Lehman Brothers, entre otros. Conspiraban para pagar menos intereses con desagio.