Las firmas financieras, en este momento, dependen de los gigantes tecnológicos como Amazon, Facebook y Google en lo que se refiere a sus “capacidades estratégicamente sensibles”. Si en algún momento llegaran al terreno directo de la competencia, ese podría ser justamente su talón de Aquiles. Además, en áreas de rápidos avances tecnológicos – como cloud computing, inteligencia artificial y big data analytics, cualquiera de las tres tecnológicas arriba mencionadas tiene mucha más experiencia que la mayoría de los bancos. Si se diera una situación de competencia, sería muy difícil para las firmas financieras (bancos, aseguradoras, etc.) competir con las primeras en igualdad de condiciones.
Amazon Web Services, el negocio de cloud computing de la compañía, ya se está convirtiendo en la columna vertebral de los servicios financieros, con clientes como CapitalOne, JPMorgan y la startup Xignite. Otros bancos tienen apps de Facebook para que sus usuarios realicen transacciones rutinarias.
Si se decidieran a competir directamente con los bancos, las grandes tecnológicas es probable que hagan uso de sus abundantísimas bases de datos. además de aprovechar de la dependencia que los bancos tradicionales tienen de ellas. Por ahora, parecen decididas a mantenerse en los bordes de las finanzas. Eso les permite evitar el intrincado terreno de las regulaciones. Además, despertarían el recelo de muchos clientes, molestos de tener a las grandes tecnológicas todavía más profundamente metidas en su vida cotidiana.