Tras alcanzar un pico de US$ 75,40 el barril, los crudos tejanos intermedios cerraron en torno de 75,25. Ambos son nuevos máximos y culminan un ascenso iniciado a fines de junio. Entretanto, el Dow Jones industrial cedía 0,68, acompañado por el Nasdaq compuesto (-1,69%) y el Standard&Poor’s 500 (-1,3%). En Londres, el FT100 perdía 0,97% y, en San Pablo, el Bovespa bajaba 2,68%. Ninguno de esos casos, ni Fráncfort o Parìs, obedecían realmente al problema norcoreano.
En lo tocante a tasas largas, el panorama es más complejo. Mientras la T-10 marcaba nuevo máximo (5,227% anual), la T-30 subía pero sin llegar a batir marcas recientes (quedó en 5,272%). Pero tampoco ahí puede sindicarse a los ensayos nucleares de Pyongyang.
Díasn antes, en pleno feriado norteamericano, Barclay’s Capital y un puñado sostenían que el Sistema de Reserva Federal hará por lo menos tres ajustes más. Por tanto, hacia noviembre el tipo referencial tocará 6% anual. Estos “pesimistas” tienen motivos. Para empezar, el petróleo está en US$ 75,25 y el oro vuelve a más de US$ 625 la onza.
JP Morgan Chase y Crédit Suisse First Boston también presumen que Benjamin Bernanke no se detendrá por lo menos hasta ese 6%. Con un matiz bastante arbitrario: el nivel anunciado no sucederá a tres nuevos ajustes “regulares” (25 puntos básicos cada cinco semanas), sino que acaecerá recién a principios de 2007.
Lo relevante es que estos pronósticos estaban neutralizando el clima positivo iniciado con la “burbujita” bursátil del jueves 29, diluida el viernes 30 y parcialmente retomada esta semana, hasta que se pinchó el miércoles. Otro grupo de entidades espera que el SRF lleve a 5,5% la tasa básica en agosto y luego interrumpa los ajustes sin plazo definido. Es, claro, la máxima expresión de deseos en Wall Street, donde sobrevuela un fantasma indeseable: la estanflación.
Tras alcanzar un pico de US$ 75,40 el barril, los crudos tejanos intermedios cerraron en torno de 75,25. Ambos son nuevos máximos y culminan un ascenso iniciado a fines de junio. Entretanto, el Dow Jones industrial cedía 0,68, acompañado por el Nasdaq compuesto (-1,69%) y el Standard&Poor’s 500 (-1,3%). En Londres, el FT100 perdía 0,97% y, en San Pablo, el Bovespa bajaba 2,68%. Ninguno de esos casos, ni Fráncfort o Parìs, obedecían realmente al problema norcoreano.
En lo tocante a tasas largas, el panorama es más complejo. Mientras la T-10 marcaba nuevo máximo (5,227% anual), la T-30 subía pero sin llegar a batir marcas recientes (quedó en 5,272%). Pero tampoco ahí puede sindicarse a los ensayos nucleares de Pyongyang.
Díasn antes, en pleno feriado norteamericano, Barclay’s Capital y un puñado sostenían que el Sistema de Reserva Federal hará por lo menos tres ajustes más. Por tanto, hacia noviembre el tipo referencial tocará 6% anual. Estos “pesimistas” tienen motivos. Para empezar, el petróleo está en US$ 75,25 y el oro vuelve a más de US$ 625 la onza.
JP Morgan Chase y Crédit Suisse First Boston también presumen que Benjamin Bernanke no se detendrá por lo menos hasta ese 6%. Con un matiz bastante arbitrario: el nivel anunciado no sucederá a tres nuevos ajustes “regulares” (25 puntos básicos cada cinco semanas), sino que acaecerá recién a principios de 2007.
Lo relevante es que estos pronósticos estaban neutralizando el clima positivo iniciado con la “burbujita” bursátil del jueves 29, diluida el viernes 30 y parcialmente retomada esta semana, hasta que se pinchó el miércoles. Otro grupo de entidades espera que el SRF lleve a 5,5% la tasa básica en agosto y luego interrumpa los ajustes sin plazo definido. Es, claro, la máxima expresión de deseos en Wall Street, donde sobrevuela un fantasma indeseable: la estanflación.