<p>La piedra de escándalo es una presunta lista de 1.500 cuentas numeradas, sustraída por un topo y ofrecida ya a Francia. Ahora, le ofrecen el listado a Wolfgang Schäuble, colega alemán de Merz, por la bicoca de € 2,500.000. Monto en verdad bajo si representa unos € 100 millones en evasión tributaria.<br />
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El asunto ya estuvo a punto de provocar una ruptura entre Francia y Suiza. Ahora, lo mismo podría suceder entre Berna y Berlín. En las cumbres del grupo de los 20 durante 2009, Alemania hizo punta en una campaña contra paraísos fiscales, especialmente en Europa occidental. Cuatro de los casos más flagrantes –Suiza, Austria, Luxemburgo, Liechtenstein- rondan las fronteras germanas.<br />
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Precisamente, Schäuble indicó que estudiará el asunto suizo “con los parámetros aplicados a Liechtenstein”, satélite de Berna, en 2008. Ese año, su antecesor Peer Steinbrück había autorizado al servicio secreto del Bundesbank para adquirir un disco rígido con datos de evasores alemanes con cuentas anónimas en Vaduz. En esa oportunidad se pagaron apenas cinco millones de euros.<br />
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Salvo en Alemania, la campaña contra paraísos fiscales se enfrió por presiones o concesiones de la gran banca privada europea y norteamericana. En rigor, sólo continúa el hostigamiento de Washington contra Union des Banques Suisses, por parte del IRS (servicio de recaudación interna). A su vez, ello revela la decreciente influencia de la banca helvética en el mundo. <br />
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Merkel comprará una lista suiza de evasores alemanes
Si se trata de datos relevantes, debemos obtenerlos, sostuvo la canciller germana. Son informaciones robadas a entidades financieras de nuestro país y no colaboraremos, retruca desde Berna Hans-Rudolf Merz, ministro de hacienda helvético.