<p>Hizo falta un caso tan extremo como impensable hasta ahora, la degradación de AAA a AA+ a los títulos de la tesorería federal norteamericana (octubre), para poner en evidencia que el rey (Standard & Poor’s) estaba desnudo. Piadosamente, el informe supone que el rey era Estados Unidos mismo y que la agencia salía al rescate de los acreedores. Sin aclarar que los mayores son China y Japón, cosa que si hace el Wall Street Journal.</p>
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<p>En rigor, las calificadoras (S&P, Moody’s Investors Service, Fitch Ratings) funcionan sólo si se trata de deudores privados. En cuanto a países, sus notas –de AAA a CC- no son buenos parámetros para saber si un gobierno incumplirá compromisos ni cuándo. En particular, las agencias tuvieron mal desempeño en el año previo a cada cese de pagos o insolvencia.<br />
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Desde 1975, en quince casos seguidos en S&P, por ejemplo, la agencia otorgó grados de B para arriba a doce de esos gobiernos, un año antes de caer en bancarrota. En el nivel B, se supone que existe apenas una probabilidad de 2% de caer en cese de pagos. Pero la realidad muestra que la calificadora subestimó groseramente los riesgos efectivos en doce de quince ocasiones.<br />
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Igualmente, de trece gobiernos calificados por Moody’s (cuyo accionista principal es Warren Buffett) había once con nota B o mayor. Todos entraron en insolvencia.<br />
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Naturalmente, “los indicadores empleados para evaluar calificaciones sobre deudas soberanas son mucho más inestables o volátiles que los del sector privado”, subraya Robert Abbad, analista de Western Asset Management.”Excepto cuando involucran bancos vinculados a gobiernos, como sucede hoy con Société Générale, Crédit Agricole y otras entidades francesas.<br />
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¿Merecen confianza las agencias calificadoras?
Luego de analizar treinta y cinco años de estadísticas, un equipo de Standard & Poors nada menos- llegó a una conclusión que no sorprende. Las calificadoras revela- no supieron prever efectivamente los riesgos de ceses de pagos soberanos.