Es decir que, si se considera a aquella transferencia como una inversión, tuvo un rendimiento de un 25% en un año.
Ese resultado es consecuencia de una cosecha de granos que se estima alcance unas 120 millones de toneladas -un 4,3% sobre el ciclo anterior-, con un avance del maíz (37 millones de toneladas, 23% más que en 2015/16) y del trigo (15 millones de toneladas, un 36% por encima del ciclo anterior). En cambio, la soja aportaría 53 millones de toneladas, un 5,4% por debajo del período previo.
“La política de precios implementada a partir de diciembre de 2016 daría así sus frutos: por un lado, incrementando el total de la producción agrícola; por el otro, alentando una mayor producción de trigo y maíz, en detrimento de la soja, iniciando así un proceso de “desojización”, tras más de una década en la cual se había convertido en el cultivo de mayor rentabilidad”, explica Víctor Beker, director del CENE.