domingo, 22 de diciembre de 2024

Los actores del comercio con Brasil: maíz, trigo y autos

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El balance comercial resultó prácticamente neutro en septiembre (+US$ 1 millón), mejorando respecto al déficit de US$ 91 millones registrado en septiembre 2020.

No obstante, entre enero y septiembre el rojo comercial acumulado trepó a US$ 602 millones, el peor saldo para el periodo desde 2018.

Las exportaciones a Brasil totalizaron USD 988 millones, mostrando un alza de 37% i.a., siendo septiembre el noveno mes consecutivo de crecimiento, al tiempo que nuestras compras desde este origen saltaron 21,5% i.a. a US$ 988 millones (séptimo mes consecutivo en alza). En ambos casos (algo más marcado en el caso de las importaciones) se observó una desaceleración en la dinámica de crecimiento.

Las ventas externas a nuestro vecino crecieron el 37% y las importaciones, el21,5%, según la consultora ABECEB. Respecto a septiembre 2019 (pre-pandemia), es de destacar que ya demandamos a Brasil 25% más de envíos, mientras que nuestras exportaciones muestran una suba algo mayor (+27%).

En los primeros nueve meses del año, las exportaciones a Brasil acumulan un alza de 44,7%, totalizando US$ 8.141 millones, mientras que nuestras importaciones muestran un crecimiento del 47,5% a USD 8.743 millones.

Así, el intercambio de bienes con Brasil consolida su recuperación tras más de dos años de fuerte retroceso. El flujo comercial (exportaciones más importaciones) con nuestro principal socio ascendió a US$ 1.976 millones en septiembre (+28,8% i.a.), creciendo por noveno mes consecutivo. Si bien fue menor al del mes pasado (US$ 2.122 millones), se mantiene en niveles elevados, siendo el mejor septiembre desde 2017. De esta forma, se recuperó completamente del impacto de la cuarentena de 2020: acumula una suba del 46,1% i.a. en 2021 y del 8,6% frente al mismo lapso de 2019.

Para lo que resta del año se espera que el intercambio comercial con nuestro principal socio se mantenga en registros elevados, con exportaciones e importaciones superiores a los niveles pre-pandemia. No obstante, emergen algunos focos de incertidumbre que deberán ser monitoreados.

En primer lugar, el comercio se verá favorecido por un mejor desempeño de ambas economías hasta fin de año de la mano de los avances en la vacunación, las menores restricciones y la baja en los casos. Para las ventas externas, las exportaciones automotrices se mantendrían en el sendero de crecimiento, así como las manufacturas de origen industrial (MOI) en general, en línea con recuperación de la producción industrial de Brasil.

De cara a 2022, se han deteriorado las expectativas de crecimiento de ambas economías. En Brasil, los recientes recortes en las proyecciones de expansión económica para 2022 (se estima actualmente algo menos de +1,6% frente a un +2% el mes pasado), consistentes con un deterioro en la confianza de los consumidores e industriales, serán un factor a monitorear en adelante en el marco de la incertidumbre habitual de los años electorales.

En segundo término, las previsiones sobre un mercado cambiario más estresado en los próximos meses conduciría a potenciales dificultades adicionales para acceder al MULC y la aprobación de SIMIs, lo cual afectaría a las importaciones. En esta línea, una brecha cambiaria más elevada que la vigente en la primera parte del año junto a mayores expectativas de devaluación podrían inducir un adelantamiento de compras y postergación de ventas, profundizando el sesgo deficitario del intercambio.

Por otra parte, la persistencia de dificultades en las cadenas de suministro globales siguen generando escasez de ciertos insumos clave (como los chips), afectando la dinámica productiva de algunas industrias, y con ello, del comercio entre países.

Finalmente, no deben perderse de vista los efectos de la bajante histórica del río Paraná, llegando al menor nivel en 50 años y sin perspectivas de mejora significativa en el corto plazo, puesto que puede entorpecer el normal flujo de comercio entre ambos países.

Para lo que resta del año se espera que el intercambio comercial con nuestro principal socio se mantenga en registros elevados, con exportaciones e importaciones superiores a los niveles pre-pandemia. No obstante, emergen algunos focos de incertidumbre que deberán ser monitoreados.

En primer lugar, el comercio se verá favorecido por un mejor desempeño de ambas economías hasta fin de año de la mano de los avances en la vacunación, las menores restricciones y la baja en los casos. Para las ventas externas, las exportaciones automotrices se mantendrían en el sendero de crecimiento, así como las manufacturas de origen industrial (MOI) en general, en línea con recuperación de la producción industrial de Brasil.

De cara a 2022, se han deteriorado las expectativas de crecimiento de ambas economías. En Brasil, los recientes recortes en las proyecciones de expansión económica para 2022 (se estima actualmente algo menos de +1,6% frente a un +2% el mes pasado), consistentes con un deterioro en la confianza de los consumidores e industriales, serán un factor a monitorear en adelante en el marco de la incertidumbre habitual de los años electorales.

En segundo término, las previsiones sobre un mercado cambiario más estresado en los próximos meses conduciría a potenciales dificultades adicionales para acceder al MULC y la aprobación de SIMIs, lo cual afectaría a las importaciones. En esta línea, una brecha cambiaria más elevada que la vigente en la primera parte del año junto a mayores expectativas de devaluación podrían inducir un adelantamiento de compras y postergación de ventas, profundizando el sesgo deficitario del intercambio.

Por otra parte, la persistencia de dificultades en las cadenas de suministro globales siguen generando escasez de ciertos insumos clave (como los chips), afectando la dinámica productiva de algunas industrias, y con ello, del comercio entre países.

Finalmente, no deben perderse de vista los efectos de la bajante histórica del río Paraná, llegando al menor nivel en 50 años y sin perspectivas de mejora significativa en el corto plazo, puesto que puede entorpecer el normal flujo de comercio entre ambos países.

 

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