Liquidación de divisas y paritarias, variables claves

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En este mes dio comienzo al trimestre clave en lo que respecta al ingreso de dólares por parte de los exportadores del complejo oleaginoso y cerealero y se definen las convenciones colectivas de los gremios más fuertes, analiza PwC Argentina.

Un nuevo informe mensual de coyuntura y negocios llamado “Economic GPS” desarrolló el área de Economía de PwC Argentina. En su primer número este informe económico trata los siguientes temas: economía argentina; productividad laboral; Grecia y la eurozona.

El artículo de portada, titulado Tracking, Liquidación de exportaciones y paritarias, dos variables a seguir, destaca que es durante los meses de abril, mayo y junio en los que históricamente se liquidan entre 33% y 38% de las divisas anuales del sector.

 

Señala al respecto que este año en abril se liquidaron 23% menos que el año pasado, totalizando US$ 2.433 millones. Ello es consecuencia principalmente de dos factores: uno de carácter externo y otro interno. Por el lado externo, estos commodities están sufriendo caídas en sus precios a nivel internacional.

 

La soja en octubre de 2014 tocó su mínimo precio desde septiembre de 2010, USD 354 la tonelada, y en abril de 2015 promedió los US$ 357,7.

 

Entre los factores que están afectando estos precios se encuentra una economía norteamericana en recuperación y con perspectivas de aumento de su tasa de interés de referencia en algún momento de 2015, que ha llevado a la apreciación del dólar frente a las principales divisas del mundo (y, como correlato, a la caída en los precios de los commodities en términos de dólares), sumado a un menor crecimiento de la demanda de estos productos por parte de China.

 

Por otra parte, en el frente interno la incertidumbre respecto a la política cambiaria y al cambio político hace que los productores tiendan a retrasar la liquidación de granos, lo cual hace esperar menores saldos exportables.

 

Estos factores, internos y externos, tendrían un impacto negativo en las reservas del BCRA (USD 33.909 millones a abril, siendo unos 13.000 millones menos si se excluye del cálculo los depósitos en dólares de los bancos en el BCRA, el Swap con China y el préstamo del Banco Central Francés) a través de una menor liquidación de divisas, aun cuando esta campaña tendrá producción record de soja gracias al aumento de los rindes.

 

A este potencial menor ingreso de dólares deben agregarse los USD 1.500 millones que los exportadores adelantaron a finales de 2014 a cuenta de exportaciones del 2015, que no formarán parte de los ingresos del corriente año.

 

El principal destino de las exportaciones argentinas tampoco brinda buenas perspectivas. Brasil, principal socio de la Argentina, está atravesando una crisis política y económica.

 

Una economía que se espera entre en recesión en el corriente año, cuentas fiscales en rojo (en los últimos 12 meses a marzo se registró un déficit de 0,7 por ciento del PBI, siendo la meta anual superávit del 1,2%), una inflación por fuera de la meta objetivo (acumula en los últimos 12 meses hasta abril 8,17 %, frente al 4,5% ±2% meta objetivo), merma de la inversión extranjera directa y una moneda que se ha venido devaluando (15% en los primeros cuatro meses del año) tendría un efecto negativo sobre Argentina.

 

En este contexto, todo haría suponer que serán las importaciones la variable de ajuste de la cuenta corriente, vía un mayor escrutinio en la administración, por parte del BCRA, de los dólares demandados por los importadores.

 

Esta dinámica podría impactar de manera directa y negativa en la actividad económica (limitando insumos para la producción), por lo que, en caso de querer atemperar dicho impacto, podrían esperarse nuevos intentos de colocación de deuda que permitan quitar presión a las reservas del BCRA.

 

Respecto de otros usos de las reservas del BCRA, todo indicaría que el llamado dólar ahorro continuará firme.

 

Al parecer se habría convertido en una herramienta de política en sí misma, ya que parecería ser la única fuente de oferta en un mercado pequeño pero de resonancia como lo es el del dólar informal, que impacta en el humor y expectativas de los ciudadanos.

 

En una economía donde las cuentas fiscales han continuado deteriorándose sin vislumbrarse mayores señales de cambio (ver Resultado Financiero), parecería ser que el foco inmediato de atención del equipo económico ha estado en la restricción externa.

 

 

Si bien el Ministerio de Economía logró en abril colocar deuda en moneda local vía una segunda emisión de los Bonos del Tesoro Nacional BONAC por unos $4.713 millones, por encima de los $3.000 millones esperados inicialmente, a 12 y 18 meses de plazo a una tasa de corte de 27,06% y 27,30% respectivamente; luego se financió a través de una ampliación de la colocación del Bonar 2024 en dólares por USD 1.415,9 millones a una tasa del 8,95% (unos 4 ptos por encima de lo que pagan países de la región).

 

Si a ello se le suma los dólares provenientes de la colocación del bono a 2025 de YPF por unos USD 1.500 millones, se estarían cubriendo la mitad de los dólares que será necesario desembolsar en octubre para el pago del Bonar 2015 (o bien utilizar para morigerar el potencial impacto en la actividad de menores importaciones).

 

La pregunta que aún no tiene respuesta es si esta nueva colocación del Bonar 2024 será afectada por el fallo del Juez Federal Thomas Griesa, en caso de que fuese considerada deuda externa y factible de ser alcanzada por la cláusula “pari passu”.

 

La discusión salarial, otro de los temas que se volverá clave en estos meses, plantea la incógnita sobre cómo se resolverán los acuerdos de paritarias en un contexto donde la inflación, que si bien parecería haber venido desacelerándose según las cifras del IPC Congreso (en marzo fue de 29,8% interanual) permanece muy elevada y pareciera haber recobrado nuevos bríos durante el último mes; con una actividad que no reacciona (en enero el EMAE no avanzó mientras que en febrero mostró crecimiento del 1,4%) y una producción que no logra crecer (en el primer trimestre mostró una caída interanual del 2% y lleva 20 meses de decrecimiento).

 

Algunos gremios han realizado acuerdos transitorios a la espera del cierre definitivo, no obstante la puja está lejos de resolverse con sindicatos demandando alrededor del 40% y una expectativa del gobierno de fijar Esta coyuntura deja preguntas abiertas que habrá que ir monitoreando en los próximos meses.

 

Las negociaciones paritarias están iniciándose y la manera en que se resuelvan tendrá influencia en el consumo y la inversión (con el consecuente correlato en la actividad de una economía con pocos signos de crecimiento).

 

Por su parte, la deuda pública colocada brinda grados de libertad a la política económica para el corto plazo (pudiendo utilizarlas para el sector importador, los demandantes de dólares para ahorro o para el pago de deuda), no obstante deberán evaluarse nuevas alternativas para tender el puente financiero para todo el año, ya que resulta insuficiente.

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