Libra a US$ 2,04, euro sigue en 1,38 y dólar a 1,87 reales

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Los artificiosos récords en Wall Street contrastan con el retroceso del dólar. Así, el euro continúa en máximos niveles históricos, San Pablo cotiza la divisa en pisos desde 2003 y, en Londres, la libra –a US$ 2,04- remonta 27 años.

Varios motivos se conjugan en esos fenómenos. Uno, poco meneado, en de orden geopolítico: Venezuela, Irán, Siria y otras economías han optado por el euro como moneda de cálculo y reserva. Hugo Chávez y Majmud Ajmadinedyad inclusive presionan para que la OPEP haga lo mismo, pero con un matiz: tarifar en euros y dólares.

Brasil y Argentina no tienen con Estados Unidos enfrentamientos como los de Caracas o Tehrán. Pero los dos socios dominantes del Mercosur han resuelto ir reemplazando el dólar por sus monedas en las operaciones bilaterales. Si Venezuela ingresa en ese grupo, el peso de la “desdolarización” será insoslayable para Bolivia y Paraguay.

No para Chile, que tiene un acuerdo comercial con EE.UU. Tampoco para Uruguay, cuya minieconomía está dominada por la banca extraterritorial, la especulación inmobiliaria –depreda la costa desde Colonia hasta Punta del este- y la importación de automotores extrazonales.

No obstante, la clave reside en las relaciones euro-dólar, donde los enfrentamientos son hasta ahora más “suaves” que el duelo larvado entre Francia y Alemania. En este plano, se explican los crecientes roces en la relación París-Banco central europeo, presidido irónicamente por un francés ultramonetarista, Jean-Claude Trichet.

La reciente alza del tipo básico en la Eurzona (4 a 4,25% anual) y las expectativas de que pase pronto a 4,5% determinan que la semana abra con el euro cerca de US$ 1,38 y se proyecte a más de 1,40 en el semestre. Ambos valores constituyen los máximos nominales desde que el euro es moneda única en doce (ahora trece) de los veintisiete miembros de la Unión Europea.

No es ajena a todo eso la tasa referencial británica, que acaba de pasar de 5,25 a 5,5% anual. Si bien la libra representa una potencia económica de segundo orden, Londres es una plaza especulativa bastante influyente, donde la esterlina llega a US$ 2,04, el máximo desde 1980.

El caso brasileño es más peligroso para una economía que depende de exportar valor agregado. La apertura de la semana (R 1,868/700) representa retrocesos de 1,3% en el año, 20,3% desde fin de 2005, 32,8% respecto de diciembre de 2004 y la friolera de 48,9% tomando fin de 2003 (cuando el dólar costaba R 3,66). En otras palabras, en cuatro años el real ha subido de US$ 27,30 a 53,60 por dólar (96,3%).

Varios motivos se conjugan en esos fenómenos. Uno, poco meneado, en de orden geopolítico: Venezuela, Irán, Siria y otras economías han optado por el euro como moneda de cálculo y reserva. Hugo Chávez y Majmud Ajmadinedyad inclusive presionan para que la OPEP haga lo mismo, pero con un matiz: tarifar en euros y dólares.

Brasil y Argentina no tienen con Estados Unidos enfrentamientos como los de Caracas o Tehrán. Pero los dos socios dominantes del Mercosur han resuelto ir reemplazando el dólar por sus monedas en las operaciones bilaterales. Si Venezuela ingresa en ese grupo, el peso de la “desdolarización” será insoslayable para Bolivia y Paraguay.

No para Chile, que tiene un acuerdo comercial con EE.UU. Tampoco para Uruguay, cuya minieconomía está dominada por la banca extraterritorial, la especulación inmobiliaria –depreda la costa desde Colonia hasta Punta del este- y la importación de automotores extrazonales.

No obstante, la clave reside en las relaciones euro-dólar, donde los enfrentamientos son hasta ahora más “suaves” que el duelo larvado entre Francia y Alemania. En este plano, se explican los crecientes roces en la relación París-Banco central europeo, presidido irónicamente por un francés ultramonetarista, Jean-Claude Trichet.

La reciente alza del tipo básico en la Eurzona (4 a 4,25% anual) y las expectativas de que pase pronto a 4,5% determinan que la semana abra con el euro cerca de US$ 1,38 y se proyecte a más de 1,40 en el semestre. Ambos valores constituyen los máximos nominales desde que el euro es moneda única en doce (ahora trece) de los veintisiete miembros de la Unión Europea.

No es ajena a todo eso la tasa referencial británica, que acaba de pasar de 5,25 a 5,5% anual. Si bien la libra representa una potencia económica de segundo orden, Londres es una plaza especulativa bastante influyente, donde la esterlina llega a US$ 2,04, el máximo desde 1980.

El caso brasileño es más peligroso para una economía que depende de exportar valor agregado. La apertura de la semana (R 1,868/700) representa retrocesos de 1,3% en el año, 20,3% desde fin de 2005, 32,8% respecto de diciembre de 2004 y la friolera de 48,9% tomando fin de 2003 (cuando el dólar costaba R 3,66). En otras palabras, en cuatro años el real ha subido de US$ 27,30 a 53,60 por dólar (96,3%).

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