Ello ocurre por desviar divisas cuando los países más las necesitan, y al aumentar el porcentaje de intereses de los países más endeudados. El informe concluye que las sobretasas van en contra del Convenio Constitutivo del FMI, que establece que los préstamos del FMI no pueden ser “destructivos para la prosperidad nacional o internacional”.
“Las sobretasas son un instrumento contraproducente y perjudicial, y su impacto es regresivo y procíclico”, dijo el codirector del CEPR y coautor del informe, Mark Weisbrot. “Van en contra del propio Convenio Constitutivo del Fondo, y el Fondo aún tiene que proporcionar una razón legítima o defendible para su existencia. Sin embargo, el Fondo sigue imponiéndolas”.
Las sobretasas imponen costos adicionales muy por encima del porcentaje de interés principal, a los préstamos de mayor magnitud y duración. Si no se modifica la política de sobretasas, el informe del CEPR estima que, por ejemplo, entre 2018 y 2023 se desviarán 3.3 mil millones de dólares en divisas de Argentina y, entre 2021 y 2029, se desviarán 1.0 mil millones de Ecuador.
El informe del CEPR señala que el FMI enumera dos razones por las que exige sobretasas a los países en crisis: limitar la demanda de asistencia del FMI al tiempo que se fomentan los reembolsos, y generar ingresos para sí mismo. Sin embargo, el Fondo no depende de los ingresos procedentes de las sobretasas, y su “cartera de préstamos pendientes es la más grande de la historia”, de acuerdo con el informe.
El informe también muestra que este razonamiento se contradice con el hecho de que los países deudores usualmente no pueden acceder a financiamiento en los mercados privados, y que los países que han pagado sus deudas con el FMI antes de tiempo, como Brasil en 2005, Argentina en 2006 y Hungría en 2013, han tenido otras consideraciones mucho más convincentes que los llevaron a hacerlo.
“Las sobretasas del FMI penalizan a los países más necesitados simplemente por serlo”, afirma el informe, “estimamos que las sobretasas son el 45% de todo el servicio de la deuda no principal que se debe al Fondo para los cinco mayores deudores. El FMI exige un aumento de los pagos en un momento en que los países deudores tienen la mayor falta de liquidez”.
Las sobretasas son especialmente inoportunas durante la pandemia de COVID-19, concluye el informe. “En 2019, 64 países gastaron más recursos en el servicio de la deuda externa que en la asistencia sanitaria de sus ciudadanos”. Sin embargo, las sobretasas del FMI aumentan aún más el peso de la deuda de estos países.
“Las sobretasas procíclicas no deberían formar parte de la lista de medidas que contribuyen a [las muertes de COVID-19 y al espectro de otra década perdida], y/o a la crisis actual”, afirma el informe.
“Los países más necesitados pueden acabar usando sus pocos recursos para el pago de sobretasas, en lugar de usarlos para hacer frente a la urgente crisis sanitaria y económica que enfrenta su población”, afirmó Andrés Arauz, investigador principal del CEPR y coautor del informe. “Las sobretasas se impusieron en un momento cuando el número de préstamos del FMI era extremadamente bajo. Hoy el FMI proyecta un nivel récord de 53 nuevos préstamos grandes debido a la pandemia; por ello debería renunciar inmediatamente a los ingresos extraordinarios relacionados con las sobretasas y detener esos cobros para que los países puedan darle un mejor uso a esos recursos.”