El Congreso debe aprobar algún tipo de mecanismo de financiamiento para el 1 de octubre, el inicio del nuevo año fiscal, o el gobierno federal tendrá que suspender muchas de sus actividades y servicios.
La batalla campal por el Presupuesto del próximo ejercicio fiscal libran demócratas y republicanos en el Parlamento de Estados Unidos, ayer en el Senado, controlado por el oficialismo, votó unánimemente avanzar con la legislación que financia a las agencias federales hasta mediados de diciembre.
La votación en el Senado para restituir los fondos destinados a la ley federal de salud y el envío de la medida de vuelta a la Cámara de Representantes, que cuenta con una mayoría republicana, sucedió a una histórica noche en la que el senador de Texas, Ted Cruz, habló durante más de 21 horas en contra de la reforma sanitaria del presidente Obama. Cruz, perteneciente al Tea Party, y se erigió en uno de los impulsores de la propuesta para condicionar la prórroga de los presupuestos al recorte de la financiación de sistema de salud.
Su maratónico discurso, en el que contó con la colaboración de otros republicanos, es una muestra de la influencia del ala más conservadora del partido en el curso legislativo.
Ha sido esta la primera vez que los republicanos lograron vincular la reforma sanitaria con el presupuesto y su previsible fracaso sólo aumenta las probabilidades de que EE.UU. se vea obligado a cerrar algunos programas federales la semana que viene.
En una carta a la presidenta de John A. Boehner, de Ohio, el secretario del Tesoro Jacob J. Lew advirtió que los gastos netos de un solo día pueden llegar a $ 60 mil millones, de modo que cualquier día después de la fecha límite de mediados de octubre, el dinero que sale podría superar al dinero que entra en efectivo, lo cual podría obligar al Tesoro a retrasar el pago de algunos de sus proyectos de ley.
Los analistas financieros anticiparon una reacción violenta de los mercados ante un acontecimiento sin precedentes como éste, lo cual podría aumentar los costos de endeudamiento federal, frenar la recuperación y desestabilizar los mercados de todo el mundo.
La situación actual es similar a la del verano de 2011, cuando la agencia Standard & Poor’s rebajó la calificación de la deuda estadounidense ante la falta de un acuerdo en Washington.
La mayoría demócrata del Senado permitirá que su líder, Harry Reid, saque adelante una enmienda para eliminar la propuesta que retira los fondos federales del sistema de salud, pero mantenga el artículo de la legislación que prorroga los presupuestos.
De ser así, la ley tiene que ser votada una vez más por la Cámara de Representantes antes de llegar al presidente Obama.
La protección del sistema de salud por el Senado supondría una derrota de la estrategia de los republicanos, que han votado propuestas similares en 41 ocasiones.
Sin embargo, el líder de la Cámara de Representantes, John Boehner, podría enmendar una vez más el texto que devuelva el Senado, por lo que los legisladores volverían al mismo punto de partida.
Se espera que el debate de la propuesta actual se extienda hasta el fin de semana, retrasando las posibilidades de negociar cualquier acuerdo para extender la financiación -evitando el cierre de programas federales- y ampliar el techo de la deuda pública como quiere la Casa Blanca. El presupuesto actual tiene vigencia hasta el 30 de septiembre.
Obama advirtió la semana pasada que las consecuencias de un retraso en la extensión de los presupuestos para la economía de EE.UU. y la consolidación de las medidas para salir de la recesión.
También comunicó a los republicanos que no negociará con ellos ningún pacto que no contemple la ampliación del límite de la deuda.