No es idéntico a lo que ocurrió en Estados Unidos que permitió el encumbramiento de un candidato populista y muy de derecha, pero sobre todo, imprevisible.
Tampoco está en riesgo –todavía al menos- la permanencia italiana en la Unión Europea. Fue sobre todo un mal cálculo de Matteo Renzi que sobreestimó sus posibilidades. Pero el rechazo a las reformas institucionales propuestas fue más a la política económica, y una oportunidad de expresar el enojo de quienes piensan que al gobierno le preocupan únicamente los bancos.
Ahora, con un nuevo Primer Ministro para completar el mandato de Renzi, o con un improbable llamado a elecciones generales, el punto crítico sigue siendo la salud del sistema financiero.
La situación más complicada –sobre la que se venía trabajando- es la necesaria inyección de capital por € 5 mil millones al Monte dei Paschi di Siena, el más antiguo banco, y el tercero del sistema en importancia.
Se barajaban tres alternativas posibles la semana pasada. Si Renzi obtenía un cómodo triunfo, los legisladores aprobarían la capitalización sin problemas. Si la victoria era por escaso margen, se lograría igualmente aunque con mayor esfuerzo el aporte de inversionistas institucionales.
Si el resultado era una amplia derrota –como ocurrió- las chances de inyectar capital se diluyen totalmente.
Este es un caso importante y testimonial. Pero apenas la punta del iceberg. El sistema financiero italiano tiene préstamos que no se repagan por valor de € 350 mil millones, y todos los bancos tienen bajísimos niveles de capitalización. Ni Qatar ni otros inversionistas internacionales en los que se había pensado, tienen interés en este contexto.
Muchos analistas opinan que dados los antecedentes italianos –donde las crisis ocurren con bastante regularidad- es precisamente esta emergencia la que provocará la búsqueda de una salida adecuada para conjurar la grave situación de los bancos. Incluso con la posibilidad de apoyo –o al menos de hacer la vista gorda- por parte de la Unión Europea, que bastantes problemas tiene ya como para que se propague una crisis bancaria continental.