En el segundo trimestre de 2020, el fondo Berkshire Hathaway de Warren Buffett compró una participación de US$ 565 millones en Barrick Gold. Buffett es el mismo que siempre se rió de los que invertían en oro, al que consideraba “un metal inútil que se extrae de los suelos africanos o de alguna otra parte”.
Las acciones en Barrick, que tiene minas en África, América latina y Estados Unidos, subieron 37% desde principios de abril. También en el segundo trimestre Bridgewater invirtió en fondos respaldados en oro, que permiten a los inversores comprar oro físico.
Ese interés mostrado por inversores occidentales provocó el aumento en el precio del metal., que pasó de valer US$ 1.160 en 2018 a US$ 2.073 la onza en agosto de 2020.
La pandemia ha convencido a los inversores de que el oro debe formar parte de sus carteras como protección contra el congelamiento de los mercados de valores, las tasas de interés en cero y la caída de la producción económica. Los crecientes temores sobre el impacto económico del coronavirus y el rendimiento negativo de los bonos ET provocaron que la inversión en oro se duplicara con respecto a 2009. Muchos de los grandes inversores quieren oro como protección frente a una posible deflación causada por la crisis económica.