Durante el encuentro, se plantearon todas las dificultades que tiene el sector producto de la política cambiaria y económica. Mediante una presentación, se demostró que el Tipo de Cambio Real Multilateral (TCRM) neto de retenciones (promedio del 7%), se encuentra por debajo de los valores registrados durante los años ’90.
Las diferentes políticas monetarias que retrasan el tipo de cambio nominal (TCN) para evitar su traslado a los precios internos terminan dando inicio a otro período de retraso del TCN, generando pérdidas económicas significativas a las empresas exportadoras, desincentivando la inversión y atentando contra la generación de empleo.
En los últimos 16 años el TCRM perdió un 47% de valor con relación a los mercados de destino de las exportaciones; que no es otra cosa que la pérdida de competitividad.
El aumento de los costos en la actividad pesquera crece a tasas muy superiores que el TCN. Adicionalmente, la industria atraviesa un período de fuertes caídas en los precios de exportación en el Langostino Entero (principal generador de divisas dentro de las exportaciones pesqueras), tendencia que se mantiene en octubre.
Estos 3 factores (TCN, aumentos en Costos y caída de Precios), generan un “cóctel” explosivo de inusitadas consecuencias que, al final de cuentas, tiene como resultado la inviabilidad económica para muchas empresas.
Cabe recordar que en julio de este año el sector fue convocado por las autoridades del Gobierno Nacional con el objetivo de que la industria liquide, durante los meses de agosto y septiembre, el mayor stock de divisas disponibles producto de sus exportaciones.
La industria pesquera acompañó con esfuerzo esta convocatoria y en el bimestre agosto-septiembre de 2022 liquidó divisas por valor de US$ 230 millones. Este valor pudo haber sido mayor, pero la caída sostenida en los precios y la retracción de la demanda de los principales mercados del langostino mermó las divisas.
Ante este escenario, los representantes de las empresas pesqueras le propusieron al funcionario una serie de medidas que ayudarían a dar impulso a la industria y así poder incrementar las exportaciones, hacer frente a los costos y, sobre todo, poder dar respuesta a las legítimas demandas de los gremios a la suba de salarios que sufren por la escalada inflacionaria.
Las propuestas elevadas a Bahillo fueron implementar un tipo de cambio diferencial para el sector; en materia de exportaciones, flexibilizar la exigencia de financiar importaciones a 180 días y asignar un cupo para pagar las importaciones de materiales e insumos relacionados con la actividad (por ejemplo, un porcentaje directo sobre las exportaciones del año anterior).
También se solicitó un financiamiento a plazo para la compra de combustible. Y por último, excluir del Impuestos País y retención de Ganancias al pago de los Servicios de monitoreo satelital y conexiones wifi a bordo (hoy se pagan con tarjeta al tipo de cambio que opera para compras al exterior).