<p>Seguramente sin darse cuenta, Benjamin Bernanke –presidente de la Reserva Federal- lo admitía ya a fin de 2007. “La disciplina de los mercados se ha resquebrajado y los procedimientos prudentes para otorgar créditos se han erosionado”. Menos líricos, dos economistas sistémicos (Joseph Stiglitz, Paul Krugman, Nobel 2001 y 2008) y el megainversor Warren Buffett sostienen que la proliferación de “mecanismos innovadores” fue un desastre.<br />
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Sin duda, los eufemismos de Bernanke trataban de cubrir a su antecesor, Alan Greenspan (cuyas memorias están hoy en las mesas de saldos de las librerías). En efecto, el hoy jubilado dejó pasar varias ocasiones de pinchar la burbuja hipotecaria. El fenómeno tuvo un aspecto poco notado en Wall Street: la masa de crédito (2004/6) coincidía con el descenso en los índices de propiedad residencial. Bancos y otros intermediarios inducían a millones de norteamericanos (y británicos, alemanes, españoles) a tomar mucho más de cuanto podían repagar.<br />
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La mentalidad creada por la globalización en 1989/1991 –cuyo profeta, Francis Fukuyama, ha renegado de sus propios libros- permitía calificar como AAA valores o paquetes de títulos de alto riesgo. Sus activos de sostén eran hipotecas concedidas a deudores poco solventes. Según reveló Krugman, “más de diez millones de familias en EE.UU. terminarán pagando muy por encima de cuanto valen sus viviendas y los inversores afrontarán quebrantos por unos US$ 400.000 millones”.<br />
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En realidad, es posible que la triple crisis actual (hipotecas, compras apalancadas, deudas soberanas) inicie, como la depresión de 1933/38, el fin de un ciclo macro –duran unos sesenta años, según Josef Schumpeter o Nikolás Kondrátyev- más que el de una simple globalización financiera, que tiene poco más de veinte.<br />
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El propio Greenspan fue culpable de forjar ilusiones fáciles. Discípulo de Ayn Rand, en 1963 sostenía que “es un mito colectivo la idea de que el sector privado tratará de vender alimentos o medicinas ineptos para el consumo, valores e hipotecas de mala calidad”. Tres de ellos son hoy problemas corrientes. Ahora, las nuevas crisis financieras soberanas son síntomas de más tiempos revueltos. <br />
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La idea de una globalización financiera ahora en riesgo
Las burbujas especulativas no son nuevas. Hubo dos previas a la actual (1974, 1982). La presente data de 1996/2001 y empezó a desinflarse en 2006. Todavía hoy, puede marcar el fin del ciclo macroeconómico iniciado en 1945/6, si bien no todos lo creen.