Siete años después de que explotara la burbuja del crédito global provocando la peor crisis financiera desde la Gran Depresión del 30, la deuda sigue creciendo. De hecho, en lugar de reducir el endeudamiento, o “desapalancarlo” ( que quiere decir desendeudarse rápido en condiciones desfavorables) hoy todas las grandes economías tienen más deuda con respecto al PBI de la que tenían en 2007. En esos años la deuda global ha crecido US$ 57 billones (billón, millón de millones)., o 17% del PBI global. Eso, dice McKinsey, plantea riesgos para la estabilidad financiera y podría debilitar el crecimiento económico global
Algo que seguramente va a preocupar a las economías centrales, especialmente Alemania, es que el trabajo termina recomendando métodos nuevos para llegar al desendeudamiento. O sea, muy parecido a lo que está reclamando Grecia.
Han cambiado las áreas geográficas preocupantes desde la última gran crisis. China, por ejemplo, un país que antes de 2007 tenía deuda baja y estable, cuadruplicó su endeudamiento desde 2007.
Si, como concluye McKinsey, el endeudamiento creció de 270% a 286%., es evidente que el mundo no debería descartar la posibilidad de otra crisis como la anterior.
Casi la mitad del aumento en la deuda global desde 2007 se produjo en países en desarrollo. Un tercio es producto de mayor nivel de endeudamiento en economías avanzadas.
Según McKinsey los países que podrían enfrentar problemas incluyen Países Bajos, Surcorea, Canadá, Suecia, Australia, Malasia y Tailandia.
La deuda de China se cuadruplicó desde 2007 (hoy es 282% del PBI), más que la de Estados Unidos.
Argentina, gracias a que tuvo las puertas al crédito cerradas, se encuentra en la mejor posición del cuadro. (Ver más abajo).
En este contexto general, Grecia es un problema grave, pero es solo uno de los problemas.
