viernes, 22 de noviembre de 2024

La clase media es ya la mitad del mundo

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Por primera vez los pobres dejaron de ser mayoría en el mundo. Los sectores medios crecen a mayor velocidad.

Esto es buena noticia para las empresas porque aumenta la demanda, pero una mala para la política porque aumentan las exigencias a los gobiernos.

En el mes de septiembre de 2018 se produjo un hecho histórico de enorme significación: por primera vez en la historia de la civilización, los pobres y los vulnerables dejaron de ser mayoría en el mundo. A partir de ese mes más de 50% de la población mundial, o sea 3.800 millones de personas, vive en familias con un nivel de gasto suficiente como para ser consideradas de clase media o rica.

El análisis que hacen Homi Kharas y Kristofer Hamel (de la Brookings Institution) clasifica como familias de extrema pobreza aquellas que gastan menos de US$ 1,90 por persona por día; y familias de clase media aquellas que gastan entre US$ 11 y US$ 110 por persona por día, según la paridad de poder adquisitivo o PPP. Completan la clasificación con otros dos grupos: familias vulnerables (las que están entre el nivel de pobreza y el de clase media) y familias ricas, o sea, las que están en el tope de la distribución del ingreso.

Se valieron para su investigación de una clasificación de “clase media” desarrollada por primera vez en 2010. Pero como la clasificación no tiene una definición precisa que se pueda aplicar globalmente, utilizaron un umbral con las siguientes características: los que están en la clase media tienen algún ingreso que pueden usar para comprar productos durables como motos, heladeras o lavarropas; pueden ir al cine y disfrutar de otras formas de entretenimiento; pueden irse de vacaciones y viven con una razonable tranquilidad de que pueden aguantar un shock económico—como una enfermedad o un período de desempleo — sin volver a caer en la extrema pobreza.

Hay otra historia relacionada con este surgimiento de la clase media global que se refiere a la rapidez con que está creciendo. En el mundo de hoy, una persona “por segundo” escapa de la pobreza extrema. Pero cinco personas, también “por segundo”, están entrando a la clase media. Los ricos también están creciendo, pero a ritmo menor: 1 persona cada dos segundos.

Esto, que podría parecer un simple registro alentador de datos numéricos, es señalado por los autores como una buena noticia para las empresas y una mala noticia para los gobiernos. La clase media impulsa la demanda en la economía global y a la vez demanda mucho más a sus gobiernos.

La estructura de la demanda económica, dicen, muestra que el consumo privado familiar representa la mitad de la demanda global (la otra mitad se reparte en partes iguales entre inversión y consumo del gobierno).

 

El target ideal

 

Dos tercios del consumo familiar provienen de la clase media. Los ricos gastan más por persona, pero son numéricamente demasiado pocos como para impulsar la economía global. Los pobres y vulnerables son numerosos, pero tienen un ingreso demasiado escaso para gastar. Para la mayoría de las empresas, el target ideal es la clase media. Esto es así desde hace mucho tiempo en algunas economías avanzadas; ahora, en cambio, lo es a escala global.

La clase media es el mayor segmento de la demanda en la economía global. Lo que la hace interesante para la empresa es que también es el segmento que más crece. Se proyecta que llegará a los 2.000 millones de personas para final de 2020 y a 5.300 millones para 2030. Si se la compara con la actualidad, en 2030 tendrá 1.700 millones de personas más mientras que el grupo vulnerable tendrá 900 millones de personas menos.

 

Las tendencias para los pobres y los ricos son más modestas: 150 millones de personas menos en el caso de los ricos y 100 millones más en el caso de los pobres.

 

Para 2030, los mercados de clase media en China e India representarán US$ 12,1 billones (o sea, millones de millones) y US$ 12,3 billones, comparables en tamaño al mercado de clase media en Estados Unidos, en ese mismo año, de US$ 15,9 billones.

En la mayoría de los países, hay una clara relación entre el destino de la clase media y la felicidad de la población. Según la encuesta Mundial de Gallup, los nuevos ingresantes a la clase media son notablemente más felices que los atascados en el nivel de pobreza y vulnerabilidad. A la inversa, los individuos en países donde la clase media se contrae, registran mayor grado de estrés personal. La clase media también presiona a los gobiernos para que actúen mejor. Esperan que les provean de vivienda accesible, educación y servicio universal de salud. Confían en las redes de seguridad pública para que los ayude en la enfermedad, el desempleo y la vejez. Pero se resisten a los esfuerzos de los gobiernos para imponer impuestos que paguen esas facturas.

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