Al terminar la semana, la cámara de representantes aprobó la solicitud del presidente George W.Bush. Esto se añade a los US$ 10.500 millones de días antes, lo cual hace un total de 62.300 millones. Varios legisladores de ambos partido, cuestionan que la mayor parte de los fondos vaya a la agencia federal de emergencias, cuya gestión ha sido calificada de “desastrosa”.
La presencia de Michael Brown, un criador de caballos compinche del presidente, al frente de esa oficina puede llevar al boicot de las investigaciones ejecutivas que ha solicitado Bush. Los senadores republicanos Kay Hutchinson y Richard Santorum pidieron el viernes la renuncia de Brown y de su jefe inmediato, Michael Chertoff (secretario de Seguridad interna).
Pero, durante una recorrida por la zona devastada –donde le dijeron de todo menos bonito- el vicepresidente Richard Cheney salió en franco apoyo del dúo. Sostuvo que ambos funcionarios cuentan con total respaldo de Bush. De inmediato, los gobernadores de Luisiana, Alabama y Missisipi adhirieron al reclamo de los senadores. Entonces, Bush resolvió apartar a Brown de sus tareas.
Casi al mismo tiempo, el departamento federal de Trabajo reveló que, hasta el jueves, unas 10.000 personas se habían quedado sin trabajo a causa de Katrina. En tono francamente optimista, gurúes habitualmente consultados por el “Wall Street Journal” (que se hizo eco opiniones recistas de Barbara Bush sobre los evacuados) y Bloomberg admiten que el PBI puede perder impulso este trimestre y el próximo. Pero aseguran que habrá reactivación en 2006 “porque el área afectada no pesa mucho en el PBI ni en el consumo norteamericano”.
Sin embargo, analistas más serios –especialmente los de universidades como Nueva York, Harvard, California y Tejas- temen que “esos colegas deben afinar mejor los lápices”. Aun escuelas de negocios tan conservadoras como Wharton (universidad Pennsilvania) no descartan que el PBI de todo 2005 quede en menos de 3% y que la primera mitad de 2006 sea regresiva. A su vez, las aseguradores esperan ya costos superiores a los US$ 60.000 millones.
Al terminar la semana, la cámara de representantes aprobó la solicitud del presidente George W.Bush. Esto se añade a los US$ 10.500 millones de días antes, lo cual hace un total de 62.300 millones. Varios legisladores de ambos partido, cuestionan que la mayor parte de los fondos vaya a la agencia federal de emergencias, cuya gestión ha sido calificada de “desastrosa”.
La presencia de Michael Brown, un criador de caballos compinche del presidente, al frente de esa oficina puede llevar al boicot de las investigaciones ejecutivas que ha solicitado Bush. Los senadores republicanos Kay Hutchinson y Richard Santorum pidieron el viernes la renuncia de Brown y de su jefe inmediato, Michael Chertoff (secretario de Seguridad interna).
Pero, durante una recorrida por la zona devastada –donde le dijeron de todo menos bonito- el vicepresidente Richard Cheney salió en franco apoyo del dúo. Sostuvo que ambos funcionarios cuentan con total respaldo de Bush. De inmediato, los gobernadores de Luisiana, Alabama y Missisipi adhirieron al reclamo de los senadores. Entonces, Bush resolvió apartar a Brown de sus tareas.
Casi al mismo tiempo, el departamento federal de Trabajo reveló que, hasta el jueves, unas 10.000 personas se habían quedado sin trabajo a causa de Katrina. En tono francamente optimista, gurúes habitualmente consultados por el “Wall Street Journal” (que se hizo eco opiniones recistas de Barbara Bush sobre los evacuados) y Bloomberg admiten que el PBI puede perder impulso este trimestre y el próximo. Pero aseguran que habrá reactivación en 2006 “porque el área afectada no pesa mucho en el PBI ni en el consumo norteamericano”.
Sin embargo, analistas más serios –especialmente los de universidades como Nueva York, Harvard, California y Tejas- temen que “esos colegas deben afinar mejor los lápices”. Aun escuelas de negocios tan conservadoras como Wharton (universidad Pennsilvania) no descartan que el PBI de todo 2005 quede en menos de 3% y que la primera mitad de 2006 sea regresiva. A su vez, las aseguradores esperan ya costos superiores a los US$ 60.000 millones.