El más resistente comenzaron en 2010. Ahora, luego de innumerables consultas con el público, con operadores de cajeros automáticos y de máquinas expendedoras, los lustrosos billetes se podrán obtener en cajeros y ventanillas de banco. El Banco Central ha impreso 440 millones de billetes.
El cambio necesitó una inversión de 70 millones de libras esterlinas en investigación, desarrollo e impresión de los nuevos billetes y un intenso trabajo de años por parte del personal del banco para desarrollar las características de seguridad, que incluyen una ventana transparente.
Una de las principales razones para pasar al plástico es aumentar la durabilidad del billete.
El nuevo dinero tuvo también que pasar exámenes de salud y seguridad, para la eventualidad de que cayera en manos y boca de algún bebé o niño pequeño o mascota. El año pasado hubo que reemplazar 21.835 billetes dañados, de los cuales 5..364 habían sido masticados o chupados. El nuevo diseño debería durar cinco años en buenas condiciones, dos veces y media más que el billete que se va.