Junto con la recuperación del precio de la tonelada de carne con hueso en los mercados internacionales, conforma algunos de los factores de cambio. Se estima que este año la industria produciría alrededor de 2,9 millones de toneladas con exportaciones por 500 mil toneladas que ubicaría al país en el séptimo lugar mundial.
“El cambio de tendencia en el desempeño general de la industria de carnes nacional observado en los últimos dos años conforma un paso elemental en su proceso de desarrollo luego de un largo período de crisis”, señala el informe especial realizado por KPMG Argentina bajo el título “Actualidad de la industria cárnica Bovina. Un repaso de la última década y su proyección”.
Al hacer una evaluación de los últimos años de la actividad el trabajo señala que “la cadena de valor de la carne vacuna aún no alcanza las cifras de producción que supo conseguir en el pasado. Mientras en la década de los años 90 la participación argentina en la producción mundial de este producto promediaba el 5% (alcanzando incluso participaciones cercanas al 6% en los primeros años de ese decenio), para el año 2010 había caído al 4%; contribución que se mantiene hasta estos días con algún leve repunte en 2017 (4,1%).
De hecho, el bajo desempeño reflejado en los guarismos anteriores condenó al país a un retroceso gradual en el ranking de productores y exportadores mundiales de carne vacuna, tal como lo muestran las estadísticas elaboradas por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) que ubicaban a la Argentina en la 11ava posición del ranking de exportadores en 2014, mientras que a principios del nuevo siglo estaba entre los cinco primeros (intercalando posiciones con los EE.UU, Brasil o Australia).
No obstante, desde 2017 se observa un importante cambio de tendencia en este aspecto, lo que ha significado el recobro de varios de los peldaños perdidos en este ranking y que podría dejar a la Argentina como el 7mo exportador mundial de carne vacuna a fines de 2018, con un saldo exportable que podría llegar a las 500 mil toneladas.”
Luego se indica que las estadísticas de la industria muestran un retorno al crecimiento que se evidencia al aumentar el número de cabezas de ganado y a una mayor ocupación de hectáreas como consecuencia de la disminución de la cantidad que se utilizaban para soja, a lo que el documento agrega “un leve repunte del precio internacional de la carne vacuna (que pasó de US$/Kg 3,9 en 2016 a US$/Kg 4,2 en 2017) y los aumentos en la faena (de 11,7 millones de cabezas/año en 2016 a cerca de 13 millones de cabezas/año en 2017), como así también en el mayor nivel de producción (el cual podría acercarse a las 3 millones de toneladas de carne en 2018) y en una demanda de consumo local en aumento (57 kilos/habitante/año).”
Menos restricciones
No obstante ello, el informe recuerda que “las restricciones internas que operaron hasta el año 2015 junto con diversos sucesos de índole externo, principalmente el auge de los precios internacionales de los granos; funcionaron como importantes barreras a su crecimiento, lo que terminó postergando y llevando al sector a un mínimo de actividad.
Esta realidad comenzó a revertirse cuando el gobierno inició un proceso de apertura hacia los mercados externos, eliminando tanto aranceles como permisos a las exportaciones, y dejando que el mercado dictara las reglas de juego. Asimismo, tuvo especial importancia el fin del ciclo de aumentos en los precios externos de los granos, lo que llevó a un nuevo proceso de reasignación de recursos y a una mejor distribución de la tierra.
Es así que, desde entonces, la cadena de la industria cárnica vacuna argentina comenzó a mostrar otro desempeño”. Y destaca que las estadísticas publicadas por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) revelan que en 2017 se produjeron 2,7 millones de toneladas de carne vacuna, es decir un 7% más que la cifra alcanzada en 2016.
“Para 2018, en tanto, si se confirma la tendencia actual y se logra morigerar el impacto que podría propinar el nuevo esquema de aranceles impuestos a las exportaciones, la industria podría acercarse a las 2,9 millones de toneladas de producción, como así también a exportar alrededor de 500 mil toneladas de carne; esto último empujado por la presión en la demanda internacional que están efectuando países como Rusia y China, mercados que hoy participan de manera significativa en las ventas externas argentinas de este producto”, añade.
Por último, el trabajo se refiere a la necesidad de incrementar el rodeo bovino en alrededor de 4 millones de cabezas para 2025, teniendo en cuenta el crecimiento que viene observándose tanto en el consumo local como internacional. “Según la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional (AAIyCI), los requerimientos de inversión para el desarrollo del sector agropecuario ascenderían a más de US$ 7.000 millones, de los cuales una porción importante estaría destinada a la industria de carne vacuna”.-