<p>Naturalmente, inversores y especuladores están seguros de que el oro seguirá trepando hasta orillar los US$ 1.350, si bien el récord de 1981 (US$ 850, 20 de enero) marca hoy, a precios constantes, unos 1.800 la onza. Una escuela opuesta de pensamiento sostiene que ahora es momento de vender y hacer toma de ganancias. <br />
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Actuando de ese modo, se ayudaría a Barack Obama y al Congreso a reducir el endeudamiento nacional a bajo costo. Pero, en la peculiar religión de los mercados dorados, es un artículo de fe que Estados Unidos será el último país de Occidente que liquide sus tenencias en lingotes.<br />
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Desde que, en agosto de 1971 –hace casi cuarenta años-, Richard Nixon y John Connally abandonaron la convertibilidad oro-dólar, Washington carece de políticas de venta. Los motivos van de resistencia entre intereses mineros o refinadores a preocupaciones sobre el sistema monetario internacional. Todo eso es cierto, admiten en el negocio, pero Washington tiene la obligación de replantear su política áurea e igual sucede con otros países de primer orden. <br />
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El valor libre del oro ha venido ascendiendo realmente durante más de una década, empujado por bajas tasas de interés, obsesión de los operadores por acumular existencias físicas. Sin duda, juegan también los márgenes normales de fraude o desinformación prevalecientes en burbujas de activos. En ese clima denso, el Financial Times aporta su cuota especulativa estimando que el precio se elevará 11% adicional, o sea a US$ 1.500, de hoy a un año. <br />
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Entretanto, el tesoro estadounidense tiene 261.500.000 onzas, alrededor de US$ 350.000 millones al valor actual de mercado. Desde agosto de 1971, ese oro no da intereses. Esta razón es la que justificaría vender los lingotes: los fondos obtenibles representan apenas la mitad del fondo pro rescate de activos tóxicos (2008/09). No es mucho, pues significaría recortar en apenas 2,25% por una sola vez la deuda bruta federal.<br />
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Incitan a Estados Unidos a vender sus reservas de oro
A picos de hasta US$ 1.350, la onza troy (31,104 gramos), el metal áureo ha vuelto a las noticias. Su impetuosa alza, según algunos analistas, refleja debilidades económicas en occidente. Según otros, trasunta falta de confianza en políticas de gobierno.