Hasta ahora, esos productos y similares, mayormente tropicales o subtropicales, eran problemas menores. Parece que dejarán de serlo. Las economías primarias de Latinoamérica, África y el Pacífico sur se han unido para recalentar el clima en el encuentro ministerial.
En esencia, objetan los efectos contraproducentes de medidas en apariencia orientadas a liberar mercados o bajar barreras aduaneras, resultantes de un pacto entre la UE y Estados Unidos. Según señalan los países exportadores, ese paquete entraña, en realidad, gravámenes o cuotas sumamente dañinas para ellos. Ahora, la Organización Mundial de Comercio (OMC) recibe nuevas presiones para pronunciarse sobre esos desacuerdos entre partes.
Los debates van desde reducir tarifas sobre productos agrícolas hasta hacer más accesibles ciertos servicios alrededor del mundo (prioridad en los países centrales, no en el resto). En esta fase, irrumpen los cultivos tropicales.
En rigor, Hongkong no brinda muchas esperanzas, pues la anterior reunión ministerial (París) fue un fracaso. El estancamiento en torno del comercio agrícola llega al encuentro de este fin de semana casi intacto. Sólo que, ahora, se agregan el azúcar de caña, la banana y otros rubros primarios. Además, básicos para la alimentación en las economías ricas (y obesas).
“Se viene otro Cancún”, anunciaba Clement Rohee, ministro guyanés de Comercio. Aludía al estruendoso fracaso en ese balneario mexicano (2003) que, por poco, no acaba con Dohá y la propia OMC. Hay una señal inquietante: Robert Portman (representante comercial itinerante de Estados Unidos) y Peter Mandel (comisario de comercio en la Unión Europea) se resisten a discutir en profundidad los subsidios agrícolas norteamericanos, europeos y japoneses.
Mucho menos, el tema de cultivos tropicales. Tampoco le interesa mucho al actual presidente de la OMC, Pascal Lamy, antecesor de Mandelson en la CE y adalid de los escandalosos subsidios franceses. “Vamos a resbalar en una cáscara de banana”, anticipaban altos funcionarios de India y Brasil, integrantes del Grupo de los 20, hasta el momento el mayor opositor al trío UE-EE.UU.-Japón.
Hasta ahora, esos productos y similares, mayormente tropicales o subtropicales, eran problemas menores. Parece que dejarán de serlo. Las economías primarias de Latinoamérica, África y el Pacífico sur se han unido para recalentar el clima en el encuentro ministerial.
En esencia, objetan los efectos contraproducentes de medidas en apariencia orientadas a liberar mercados o bajar barreras aduaneras, resultantes de un pacto entre la UE y Estados Unidos. Según señalan los países exportadores, ese paquete entraña, en realidad, gravámenes o cuotas sumamente dañinas para ellos. Ahora, la Organización Mundial de Comercio (OMC) recibe nuevas presiones para pronunciarse sobre esos desacuerdos entre partes.
Los debates van desde reducir tarifas sobre productos agrícolas hasta hacer más accesibles ciertos servicios alrededor del mundo (prioridad en los países centrales, no en el resto). En esta fase, irrumpen los cultivos tropicales.
En rigor, Hongkong no brinda muchas esperanzas, pues la anterior reunión ministerial (París) fue un fracaso. El estancamiento en torno del comercio agrícola llega al encuentro de este fin de semana casi intacto. Sólo que, ahora, se agregan el azúcar de caña, la banana y otros rubros primarios. Además, básicos para la alimentación en las economías ricas (y obesas).
“Se viene otro Cancún”, anunciaba Clement Rohee, ministro guyanés de Comercio. Aludía al estruendoso fracaso en ese balneario mexicano (2003) que, por poco, no acaba con Dohá y la propia OMC. Hay una señal inquietante: Robert Portman (representante comercial itinerante de Estados Unidos) y Peter Mandel (comisario de comercio en la Unión Europea) se resisten a discutir en profundidad los subsidios agrícolas norteamericanos, europeos y japoneses.
Mucho menos, el tema de cultivos tropicales. Tampoco le interesa mucho al actual presidente de la OMC, Pascal Lamy, antecesor de Mandelson en la CE y adalid de los escandalosos subsidios franceses. “Vamos a resbalar en una cáscara de banana”, anticipaban altos funcionarios de India y Brasil, integrantes del Grupo de los 20, hasta el momento el mayor opositor al trío UE-EE.UU.-Japón.