Es el tema de atención y de debate obligado en nuestro país. Y es natural que así sea. Por la magnitud de lo ocurrido durante la semana pasada y por la expectativa de lo que puede ocurrir en un mercado con una interminable historia de crisis parecidas.
Lo que sorprende es que se lo vea únicamente como un fenómeno local, más allá de errores y omisiones por parte del Gobierno (que los hay). El escenario no se completa si no percibe el significado de lo que está ocurriendo en otros mercados parecidos al nuestro.
En primer lugar, la elevación de las tasas de interés en Estados Unidos significaron dos cosas: una revaluación del dólar en perjuicio de todas las otras monedas, y mayor atractivo para colocar fondos dentro de ese país con las nuevas tasas. Por tanto, la reacción inmediata de los grandes inversores fue abandonar inversiones financieras en mercados con historias riesgosas y retornar a invertir en EE.UU.
Por eso, la semana pasada, la turbulencia (y la consiguiente devaluación del peso) no se pudo atribuir a millares de pequeños inversores que buscaban refugio en la compra de dólares. El movimiento sísmico se debió en cambio a unos pocos centenares de inversionistas extranjeros que desarmaron sus colocaciones en pesos y las cambiaron a dólares que de inmediato viajaron al exterior.
Junto con la Argentina, en otros países de la región como Colombia y Paraguay, las empresas suspendieron en estos días la emisión de bonos de deuda por US$ 2 mil millones, programados para esta época.
Fuera del área, otros países como Turquía y Polonia vieron sus monedas afectadas, y a la baja, por la inquietud que generan desbalances económicos.
Desde la perspectiva de los inversores que son quienes mueven la balanza, la cuestión es si la revalorización del dólar es una mera cuestión de ajuste, o es una tendencia de mediano plazo.
Como los analistas se empeñan en destacar, no es únicamente una crisis que se viva en la Argentina, aunque con su historia y el notable alza de intereses (a 40%) para controlar y detener el alza, la han convertido para muchos en un caso paradigmático. Los vaticinios para la Argentina no son demasiado alentadores (creen que podría haber pánico por la desmesurada alza de los intereses). Pero no de forma tan impactante, el proceso afectará –se estima- a muchas otras naciones emergentes.
Es decir, de un lado tenemos la fortaleza evidente del dólar en los últimos días. De otro, la vulnerable debilidad de algunos mercados en especial entre los llamados emergentes.