Algo que ha pasado desapercibido: el intercambio en bienes y servicios, en general, se ha mantenido estable por varios años. Pero todo lo relacionado con el comercio e información digital, ha crecido 45 veces en solamente diez años, según una investigación de la consultora McKinsey.
Lo que hay que temer entonces no es la guerra por commodities o productos físicos. Es por el intercambio en todos los rubros de la tecnología. Especialmente en momentos en que dos superpotencias, como Estados Unidos y China, buscan dirimir quién ostenta la supremacía digital.
La actitud proteccionista, en ambos países, pone freno a inversiones o compras de empresas líderes en ese campo, también en ambos países. En las últimas semanas, EE.UU bloqueó la compra de una empresa tecnológica local por parte de una empresa china, competidora en el mismo campo. Hace apenas días, anuló todo intento de compra de Qualcomm, la gran productora de chips, por parte de Broadcom, una firma de Singapur que se supone vinculada a la empresa china Huawei. Decisión tomada por el Comité de Inversiones Extranjeras en EE.UU, que ha comenzado a actuar con mucha intensidad.
La idea era impedir que el comprador diluyera el plan de inversiones en innovación que mantiene Qualcomm, y la retrasara así en su avance tecnológico. Con lo cual EE.UU perdería un campeón en su programa para mantener hegemonía tecnológica sobre China.
Los estadounidenses han lanzado la investigación de la llamada Sección 301. Los resultados que se aguardan para dentro de un par de meses, son nuevas y estrictas barreras dirigidas a las inversiones chinas en empresas estadounidenses del campo digital, data e IT en general.