Primera, el 30% de techo para nuevos gravámenes estadounidenses a importaciones siderúrgicas (8% es el piso, de suyo superior a la “cota de tolerancia” normada por la Organización Mundial de Comercio, OMS).
Segunda, el 20% que representan las compras norteamericanas sobre el total de exportaciones siderúrgicas de la Unión Europea. Tercera, los US$ 11.000 millones en importaciones totales de acero que ingresan por años en EE.UU.
En el plano político, ayer hubo un fuerte intercambio verbal entre el presidente George W. Bush, el francés Pascal Lamy, comisionado de Comercio en la UE, y el finés Erkki Liikanen, ídem de Industria. El primero tachó a Washington de “actuar como estuviéramos en el Lejano Oeste, más allá del río Pecos”.
Inesperadamente, el primer ministro británico Tony Blair –el primer aliado europeo de EE.UU.- terció apoyando a Lamy y calificando de “inaceptable” la postura de Bush.
“No imitaremos ese comportamiento y nos mantendremos dentro de las reglas de la OMS, pero hemos presentado ya una demanda ante la entidad”, aclaró Liikanen. Japón, Brasil, Surcorea y China informaban esta mañana que secundarán la actitud de la UE.
Técnicamente, Lamy admite un solo atenuante: en 2001, la producción siderúrgica cedió 23% en EE.UU. Pero, según fuentes privadas, no hay unanimidad legalista en el seno de la comisión europea: Italia y Francia, más perjudicadas que el resto, presionan por medidas más duras.
Primera, el 30% de techo para nuevos gravámenes estadounidenses a importaciones siderúrgicas (8% es el piso, de suyo superior a la “cota de tolerancia” normada por la Organización Mundial de Comercio, OMS).
Segunda, el 20% que representan las compras norteamericanas sobre el total de exportaciones siderúrgicas de la Unión Europea. Tercera, los US$ 11.000 millones en importaciones totales de acero que ingresan por años en EE.UU.
En el plano político, ayer hubo un fuerte intercambio verbal entre el presidente George W. Bush, el francés Pascal Lamy, comisionado de Comercio en la UE, y el finés Erkki Liikanen, ídem de Industria. El primero tachó a Washington de “actuar como estuviéramos en el Lejano Oeste, más allá del río Pecos”.
Inesperadamente, el primer ministro británico Tony Blair –el primer aliado europeo de EE.UU.- terció apoyando a Lamy y calificando de “inaceptable” la postura de Bush.
“No imitaremos ese comportamiento y nos mantendremos dentro de las reglas de la OMS, pero hemos presentado ya una demanda ante la entidad”, aclaró Liikanen. Japón, Brasil, Surcorea y China informaban esta mañana que secundarán la actitud de la UE.
Técnicamente, Lamy admite un solo atenuante: en 2001, la producción siderúrgica cedió 23% en EE.UU. Pero, según fuentes privadas, no hay unanimidad legalista en el seno de la comisión europea: Italia y Francia, más perjudicadas que el resto, presionan por medidas más duras.