<p>Los primeros instrumentos generaban bonos cuyo valor lo avalaban títulos hipotecarios subscriptos por familias sobre endeudadas. En cambio, los PCI eran casi seguros de que un banco afrontaría situaciones de insolvencia. Los dos canales representaban activos tóxicos.<br />
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También eran la última frontera de la ingeniería financiera. Este año, la Eurozona desempolva esos instrumentos para salvarse de insolvencias propias. En efecto, el mecanismo del Fondo Europeo pro Estabilidad Financiera (FEEF) repite aquella mezcla de ODC y PCI. En los hipotéticos casos de España e Italia –los países más en riesgo-, sería sencillamente un salvataje vía derivados.<br />
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Un instrumento que promete indemnizar 20 a 25% de pérdidas a un inversor o especulador en bonos, como hace el “superfondo”, funciona como las ODC norteamericanas. Luego viene la segunda parte del mecanismo, basada en un “vehículo” donde confluyen también inversores privados y fondos soberanos de terceros países (Kuwait, Saudiarabia, China, Unión de Emiratos).<br />
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Si Roma o Madrid entrasen en cese de pagos, los primeros quebrantos los sufriría el FEFF. Es como un castillo de naipes inverso, donde el superfondo iniciará cualquier desplome. Pero hay diferencias con Estados Unidos. En el caso europeo, la reciente ola de cumbres aportó una novedad política poco notada: Grecia se ha convertido en un europrotectorado. <br />
Atenas pierde palancas de poder clave. Bruselas, Berlín y París podrán enviar interventores a los principales organismos del estado heleno. Nicolas Sarkozy quizás estuviese pensando en ese cuadro al calificar de “error inicial” el ingreso griego a la Eurozona.</p>
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Grecia, ¿protectorado de la Unión Europea?
El colapso de Wall Street en 2008 tuvo dos detonantes: las obligaciones de deuda colateralizadas (ODC) y los pases de créditos en insolvencia (PCI). Se trataba de complejos y peligrosos mecanismos, ahora imitados cruzando el Atlántico norte.