<p>No hay señales de escándalo, pero si de utilidades inexplicables o millonarias bonificaciones a ejecutivos y mesadineristas. Hace pocos días, el semanario liberal The New Yorker puso en tapa un ídolo cartaginés y se preguntó si el rey de Wall Street, Goldman Sachs, no sería la encarnación del mal.<br />
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Otra revista, RollingStone, describió a la ex banca de valores como “pulpo nocivo para las finanzas y la propia sociedad norteamericana”. Ambas cubiertas contrastan con la imagen que intenta proyectar Lloyd Blankfein (54 años), hijo de un cartero y actual presidente de GS.<br />
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También estos días, el megafinancista predicaba “austeridad para todos. No gasten tanto o háganlo en silencio”. Así exhortaba a su propia tropa, cuyas generosas remuneraciones se espera sean espectaculares este año. El amplio espectro social desde TNY hasta RS indica que la poderosa clase media urbana en Estados Unidos tiene pésima opinión de Blankfein y sus huestes.<br />
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Como si faltase algo, este lunes el muy conservador Financial Times difundió un trabajo de Brand Asset Consulting. Tras entrevistar a 17.000 norteamericanos, esta experta en marketing y marcas dedujo que el banco hoy más redituable del mundo ha perdido prestigio y fiabilidad. “Quizá –presume la encuesta- porque ha estado demasiado tiempo copando cargos de gobierno en Washington. El último caso, Henry Paulson (pasó de presidente de GS a secretario del Tesoro bajo George W.Bush), ilustra los nexos insalubres entre la firma y el gobierno.<br />
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Algunos números lo dicen todo. Si bien Citigroup declara ganancias por US$ 4.300 millones en abril-junio, GS no las infla incluyendo ventas de activos. Sus bonificaciones trimestrales suman US$ 6.650.000: 226.000 promedio por cada uno de los 29.400 operadores. Clave del éxito: las mismas transacciones ultrarrápidas entre supercomputadoras que el gobierno busca supervisar estrechamente.</p>
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Goldman Sachs: un mito que ya no crea confianza
Por una parte, en abril-junio el hoy banco comercial ganó US$ 3.400 millones netos. Por la otra, dos encuestas estadounidenses sobre su imagen dieron negativo. Algunos hasta lo acusan de acelerar el desplome de 2008 especulando a alta velocidad.