<p>Son titulares de cuentas anónimas en Union des Banques Suisses, la mayor entidad del país. El banco llegó a un arreglo precario: una multa de US$ 780 millones y divulgar sólo 250 identidades al servicio de ingresos internos (IRS en inglés), “Pero esto pone todo el sistema hélveta en peligro. Esa banca, tal como la conocíamos, toca al fin”, sostiene el profesor Maurice Schweitzer, escuela de negocios Wharton.<br />
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Si bien UBS aún se resiste a revelar las 52.000 identidades, ya haber entregado 250 deteriora la fe de tantos magnates en esas cuentas. El secreto es clave de la banca alpina aunque, para varios economistas serios, sean en cambio mecanismos que fomentan el delito al por mayor.<br />
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Si sigue revelando titulares de cuentas anónimas, UBS arriesga una corrida que “podría comprometer a todo el sistema suizo. Es preciso que Washington y Berna sean cuidadosos”, sostiene Franklin Allen (también de Wharton), partidario del secreto. <br />
La combinación de una ley de bancos y un contexto político estables dio a Suiza ventajas que muchos expertos europeos consideran desmedidas. En 2008, según Reuters, un tercio del dinero extraterritorial (US$ 2,35 billones) está oculto en el pequeño país y su satélite, Liechtenstein. Como en Panamá o Luxemburgo, el negocio financiero supera varias veces la economía real.<br />
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De acuerdo con otro docente de Wharton, Richard Marston, “Washington toma muy en serio la evasión tributaria, pero UBS no presta la atención que debiera al IRS”. No sorprende que gran parte del mundo “vea las cuentas suizas como instrumentos útiles a evasores estadounidenses y europeas, déspotas africanos o árabes, oligarcas rusos y todo tipo de delincuentes financieros”.</p>
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Fin del secreto bancario suizo
En medio de una crisis financiera general, Suiza ve atacado un régimen de banca privada que data de hace 296 años. La autoridad tributaria de Estados Unidos exige conocer los nombres de 52.000 norteamericanos sospechosos de evasión fiscal.