En el arranque del año, el tipo de cambio real que computa precios internacionales y retenciones muestra pocos productos en una situación de competitividad semejante a la de 2009, año de referencia. Sería el caso del trigo, el maíz, el vino fraccionado y el ajo, según lo explica el último informe del IERAL (de la Fundación Mediterránea) con la firma de Jorge Day.
En cambio, hay una marcada pérdida de competitividad para casos como el del azúcar, arroz, aceite de oliva y ciruela seca. Por su parte, el precio de la uva aparece como la “variable de ajuste” de los problemas de competitividad en mostos, mientras que para el caso de las manzanas las dificultades parecen focalizadas en recurrentes trabas al comercio de países clientes, como ocurre con Brasil.
El tipo de cambio oficial, que tiende a rezagarse frente a la inflación, la presión impositiva y la pérdida de automaticidad en comercio exterior, junto con la profundidad y duración de los problemas sanitarios de China, aparecen como los principales interrogantes de cara a 2020.
El año 2019 fue bueno para el exportador en general, no por los precios internacionales, sino por un dólar más caro. Sin embargo, esa situación no fue homogénea para el caso de los productos regionales tradicionales. En el negocio de exportar hay factores clave.
Vender un mayor volumen en el mercado externo depende de los ingresos del mundo (de los países clientes), y también de la presencia o no de oportunidades, y obstáculos en cada mercado en particular. Por otro lado, la rentabilidad del negocio de exportar depende, entre otros, del precio internacional (en dólares) y del nivel del tipo de cambio. De la combinación de los dos se obtiene el tipo de cambio real (TCR) para el exportador. Mientras más alto, mayor rentabilidad. Se pueden distinguir varias etapas. La primera, con oscilaciones, con precios y tipo de cambio real creciente (ideal para exportar), años 2003-2008. Otra, con precios y TCR 1 La fuente de datos de los precios es el BCRA, considerando precios de los productos básicos agropecuarios (maíz, trigo, porotos de soja, pellets de soja, aceite de soja, cebada, carne bovina), principalmente de la región pampeana.
En ese periodo es cuando recrudecieron las quejas del sector exportador por deterioro de su rentabilidad. En una tercera etapa, los precios continuaron cayendo, pero mejoró el TCR gracias a un dólar más caro, años 2018-19. Esto último implica costos argentinos más bajos en esa moneda, lo que permitió al exportador ofrecer sus productos a menor precio, y así vender mayor cantidad.
Visión regional
Aunque en la mayoría de los productos regionales típicos sus precios internacionales siguieron la tendencia general recién expuesta, hubo particularidades en varios mercados. Tomaremos como referencia el año 2009, considerado como un periodo con un dólar cercano al equilibrio (en los gráficos, su tipo de cambio real tendrá base 100). En este análisis, se incluirán las retenciones. Y compararemos con los TCR de los últimos años. En líneas generales, acorde al tipo de cambio real, 2019 no fue tan “pro-exportación” como hace diez años atrás, pero sí mejor que 2018, gracias a un dólar más caro.
Hoy, pocos productos tienen un TCR similar (o mejor) al de 2009: maíz y trigo (por menores retenciones, en comparación con aquel momento), ajo (porque hace diez años, sus precios eran muy bajos) y vino fraccionado. En este último caso, hay que tener en cuenta que, a partir de 2012, con un dólar barato se redujo la cantidad exportada de vinos de bajos precios (no resultaba rentable), causando estadísticamente un precio promedio más alto. De hecho, de todos los productos analizados, el vino sería el que presenta mayor variedad en calidades y precios.
Los peor posicionados resultan aquellos que han experimentado una reducción fuerte en su tipo de cambio real en los últimos diez años, como azúcar, arroz, mostos, aceite de oliva y ciruela seca. Un comentario es que el tipo de cambio real no es el único factor a tener en cuenta. Por ejemplo, en mosto, hubo una fuerte reducción en los costos de su materia prima (uva), lo cual permitió exportar mayor cantidad a menores precios.
Hay otros productos que experimentan una situación inversa. Salvo en los inicios de 2020, no hubo una reducción sustancial en el TCR para las manzanas, pero el sector en el Alto Valle está en una situación muy problemática.
Los factores que lo perjudican no tienen que ver con el precio internacional, sino sus costos y los problemas con los países compradores (Brasil, cuando cierra su mercado).
Comentarios finales
El 2019 registró precios internacionales intermedios, que fueron compensados por un dólar oficial caro, favoreciendo así la actividad exportadora. Se calculó un tipo de cambio real para productos regionales tradicionales de nuestro país. En general, ese TCR es más bajo que el vigente hace diez años atrás. Sólo unos pocos productos están como en ese periodo. Y no ha sido uniforme la situación con respecto a 2018, siendo bastante heterogéneo.
El 2020 apunta a una situación algo menos favorable para el exportador, porque se conjugarán varios factores. Primero, el dólar oficial tiende a ser utilizado para controlar los aumentos en el nivel de precios en el país, y por ende, su cotización se está rezagando con respecto a la inflación.
Además, para evitar pérdidas de reservas internacionales, es posible que se intensifiquen las restricciones para importar insumos (por ej. barricas y corchos para los vinos), perjudicando así a actividades exportadoras regionales.
Segundo, en materia de precios internacionales, la tendencia es ambivalente. A favor está un mayor crecimiento mundial esperado y los bajos stocks mundiales de granos, y en contra está la amenaza del efecto coronavirus, vinculado a un país que es gran comprador (China) de productos argentinos. Tercero, desde fin del año pasado, a fin de contar con más recursos públicos, el gobierno nacional decidió incrementar las retenciones, un impuesto a exportar. Resumiendo, dólar oficial que tiende a rezagarse, restricciones para importar insumos, incertidumbre sobre la dinámica de precios internacionales, junto con la suba de retenciones, contribuirían a un 2020 no tan favorable para las exportaciones regionales, comparado con la performance de 2019.