Además del aumento en la producción estadounidense, está también el registrado en Canadá y en Brasil, que compensan con creces el colapso productivo de Venezuela, un miembro de la organización de países petroleros.
La razón es el notable aumento en la producción estadounidense de shale oil & gas, que amenaza con convertir en letra muerta el pacto de los productores de la OPEP y Rusia, que de común acuerdo siguen buscando poner un techo a la producción. A cambio, debería haber menores precios para el barril de crudo. Pero los precios aumentaron más de lo previsto, con lo que cada vez es más económico y rentable producir petróleo shale. Sin hablar de las nuevas tecnologías desarrolladas en América del Norte, que permiten cada vez una extracción más barata y menores inversiones.
Según la Agencia Internacional de Energía, que ha comunicado las estadísticas más recientes, la producción está retornando a los inestables tiempos de 2013 a 2015. Cabe la posibilidad que este año, la producción estadounidense de crudo supere a la de Arabia Saudita, y se acerque a la de Rusia. El peor de los mundos para la OPEP.
A pesar de ello, los pronósticos globales para este año suponen un escenario balanceado.
La estrategia de los tradicionales productores era reducir el volumen de producción propia, aunque significara una merma en los ingresos. Con menor oferta, los precios se mantendrían en un nivel que dejarían fuera de juego a productores no convencionales, como los del shale oil.
La intención de la OPEP era mantener los cortes productivos durante todo 2018, un mecanismo eficiente para reducir inventarios acumulados y mejorar los precios.
Lo que no estaba previsto – y que fue lo que sucedió- era un extraordinario incremento de la producción estadounidense, que significó anular hasta 60% de los recortes productivos de la OPEP.
En términos de rublos, la divisa rusa, el valor del barril se situó a valores elevados. Lo mismo ocurrió, con base en la moneda local, en Nigeria, Angola, Kazajstán y Azerbaijan.
Con todo, si Rusia y la OPEP (Arabia Saudita en especial) mantienen la política aprobada el año pasado, de no pasar de ciertos límites productivos, se lograría un mercado equilibrado para el año, con un modesto superávit para el primer semestre, y un moderado déficit para el segundo.
Estos países en definitiva ganaron más en 2017, achicando la producción. Los productores OPEP recibieron un ingreso extra de US$ 362 millones por día. Rusia, por su parte, recibió US$ 117 millones diarios adicionales.