Los medios conservadores italianos, españoles, holandeses y alemanes
han puesto el grito en el cielo: la tasa anual de inflación, medida en
precios minoristas, llegó en agosto a 4,2% en Irlanda, 3,4% en España,
3,3% en Holanda y 2,4% en Italia, tomando los guarismos más altos y excluyendo
economías "periféricas" (Grecia, Portugal).
Parte del fenómeno, admiten los técnicos de Bruselas (Comisión
Europea), aunque no los ortodoxos del Banco Central Europeo (Fráncfort),
se debe a la introducción del euro como moneda única y los inevitables
redondeos oportunistas. Esto se nota especialmente en Francia, Italia y España.
No obstante, como señalan economistas menos proclives a la "inflación
0" y otros tics del BCE, hasta ahora las proyecciones para 2002 son inferiores
a la inflación media de 2001 (2,7%) y 2000 (2,5%). Esto pese a los recientes
aumentos del petróleo -morigerados por el compás de espera abierto
anteayer en torno de Iraq- y a los efectos de las grandes inundaciones en Europa
central.
Los medios conservadores italianos, españoles, holandeses y alemanes
han puesto el grito en el cielo: la tasa anual de inflación, medida en
precios minoristas, llegó en agosto a 4,2% en Irlanda, 3,4% en España,
3,3% en Holanda y 2,4% en Italia, tomando los guarismos más altos y excluyendo
economías "periféricas" (Grecia, Portugal).
Parte del fenómeno, admiten los técnicos de Bruselas (Comisión
Europea), aunque no los ortodoxos del Banco Central Europeo (Fráncfort),
se debe a la introducción del euro como moneda única y los inevitables
redondeos oportunistas. Esto se nota especialmente en Francia, Italia y España.
No obstante, como señalan economistas menos proclives a la "inflación
0" y otros tics del BCE, hasta ahora las proyecciones para 2002 son inferiores
a la inflación media de 2001 (2,7%) y 2000 (2,5%). Esto pese a los recientes
aumentos del petróleo -morigerados por el compás de espera abierto
anteayer en torno de Iraq- y a los efectos de las grandes inundaciones en Europa
central.