<p>No extrañó a nadie que, en este contexto de pronto volátil, las principales bolsas cedieran entre dos y cuatro %. En Estados Unidos, volvían a febrero; en Europa occidental, eliminaban todo el terreno recobrado en el año.<br />
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Sin duda, el factor imprevisto surgió entre Beijing y los mercados neoyorquinos de materias primas industriales, crudos entre ellas. Un inesperado descenso en la demanda china explica que Wall Street no pudieran recortar la baja bursátil. De paso, el petróleo tejano occidental se desinfló 3,8%, pese a que el derrame en el norte del golfo de México continúa avanzando y reducirá la oferta de crudos en Estados Unidos. <br />
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En verdad, a US$ 1,30, el euro retrocedía de regreso a marzo de 2009. Mientras, el cobre volvía a febrero. Antes de los cierres europeos, en Madrid el primer ministro José Luis Rodríguez Zapatero calificaba de “completa locura” los rumores sobre un eventual rescate español. Al mismo tiempo, resurgían en Alemania y Francia dudas sobre el salvamento por € 110.000 millones otorgado a una Grecia sumida en la protesta social contra medidas ortodoxas de debatible utilidad. Tampoco Gran Bretaña quedaba exenta de un alarmismo financiero no ajeno a la inminente derrota electoral de los laboristas.</p>
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Euro a US$ 1,30 por temor a otras crisis de deuda pública
Por un lado, se alzan sombras de tormenta financiera sobre España, Gran Bretaña y otros. Por otro, el mercado mundial de productos primarios hidrocarburos inclusive- se ve afectado por una baja en la demanda china. Suena a tormenta perfecta.