<p>Por ejemplo, Jeffrey Frenkel (Harvard) piensa en una forma global de “virus europeo” que no diferencia entre economías centrales, emergentes y subdesarrolladas. Hay un síntoma poco tranqulizador aquende el Atlántico: Wall Street y San Pablo –única bolsa sudamericana relevante- empiezan a ser afectadas por el descalabro heleno.<br />
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Cruzando el océano, nadie piensa que Grecia pueda reducir el déficit fiscal del presente 14,1% en términos de producto bruto interno a 3% en 2014, ese imposible inventado en 1992 por el pacto de Maastricht. Pero, como señala Paul Krugman (Nobel 2008), “el verdadero peligro es el euro. ¿Cuánto pesarán la Eurozona o el Banco Central Europeo si el mundo deja de creer en la única divisa capaz de rivalizar con el dólar? No es casual que éste haya subido de € 0,66 a 0,78, 18,2%, en poco más de cinco meses”.<br />
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Otro factor alarmante es el trabajoso rescate griego. Se trata de € 110.000 millones, de los cuales 45.000 millones provendrán de los restantes dieciséis miembros de la Eurozona y el resto del Fondo Monetario Internacional. Pero su aporte depende de que, primero, los respectivos parlamentos aprueben cada préstamo bilateral.<br />
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Los plazos comenzarán a vencer para Grecia el próximo 19. Ese día, no repagar € 9.000 millones pondrá esa pequeña economía en insolvencia. Antes, empero, Atenas deberá desactivar una bomba social que ya produce disturbios, víctimas, ataques a edificios públicos y crisis política. “No parece sensato que, como suponen Alemania, el FMI o el BCE, la población tolere sin chistar un 4% mensual en despidos, rebajas salariales o eliminación del próximo medio aguinaldo”, observa Joseph Stiglitz (Nobel 2001).<br />
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Como si vivieran en otro universo, Angela Merkel o Jean-Claude Juncker (Eurogrupo) no creen el euro esté al borde del fracaso. Pero los analistas universitarios anglosajones –Stanford, Yale, Columbia, Harvard-, que intentan reactivar el debate sobre quiebra soberana, temen un desenlace traumático para la Eurozona.<br />
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En 1995, ortodoxos como Alan Meltzer o Anne Krueger proponían una reforma jurídica para instituir la bancarrota de gobiernos. Entonces, se trataba de frenar el endeudamiento de países periféricos. Ahora, el problema radica en un grupo de economías centrales y su divisa en licuación.</p>
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Euro a US$ 1,28 y temor de contagio también en EE.UU.
Por un lado, ya se discute abiertamente la quiebra soberana como salida para países sobrendeudados. Por otro, una insolvencia en cadena arriesga hacer implosionar el euro. Por el tercer ángulo, la recuperación norteamericana puede correr peligro.