Robert B. Zoellick, representante comercial en las negociaciones, hizo la amplia
propuesta que incluye concesiones especiales para los países más
pobres. La primera etapa de la oferta consiste en levantar todos los aranceles
de importación para los textiles y artículos de confección
en cinco años.
El objetivo final, explicó Zoellick, es la eliminación de aranceles
a productos y servicios en las tres Américas: del norte, central y del
sur. El funcionario dijo, sin embargo, que por ahora la administración
se niega a incluir los subsidios agrícolas en las negociaciones porque
no son aranceles. Estados Unidos está decidido a incluir, para 2005,
a todos los países del hemisferio (menos Cuba) en el actual Acuerdo de
Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, en inglés).
La posición estadounidense explica que si se logra el acuerdo comercial,
los países latinoamericanos tendrán mejores oportunidades de vender
sus telas y artículos de vestir en Estados Unidos, una vez que se eliminen
los aranceles (que van de 12% a 17%).
Brasil, la más grande economía de América del sur e importante
exportador de productos agrícolas, va a exigir – también en el
seno de las negociaciones – una reducción de los subsidios agrícolas.
“La oferta no va a prosperar a menos que hagan algo con respecto a los
subsidios”, dijo Riordan Roett, director de la escuela de altos estudios
internacionales de la Johns Hopkins University.
El año pasado Estados Unidos aprobó un aumento de 80% en los
subsidios agrícolas, con los cuales paga a los mayores productores de
la nación casi US$ 180.000 millones durante 10 años para que cultiven
trigo, maíz, soja, arroz y algodón. La tercera parte de esa producción
se destina a la exportación y constituye – según expertos en exportación
agrícola — una inmensa e injusta barrera comercial.
La administración Bush dice que no abandonará los subsidios agrícolas
hasta que Europa no haga lo mismo mediante negociaciones en la Organización
Mundial del Comercio (OMC). “De lo contrario, nos estaríamos desarmando
unilateralmente”, dijo Zoellick.
El representante del país del norte explicó que expandir el área
de libre comercio en América significaría abrir los lucrativos
mercados financieros y de servicios de América del sur, incluidos servicios
técnicos, legales, contables y bancarios. A cambio de eso, la oferta
estadounidense incluye abrir por primera vez las compras estatales. Eso permitiría
a las empresas latinoamericanas participar en licitaciones por contratos federales,
pero también daría a las corporaciones estadounidenses la posibilidad
de competir abiertamente por contratos de gobiernos latinoamericanos.
Robert B. Zoellick, representante comercial en las negociaciones, hizo la amplia
propuesta que incluye concesiones especiales para los países más
pobres. La primera etapa de la oferta consiste en levantar todos los aranceles
de importación para los textiles y artículos de confección
en cinco años.
El objetivo final, explicó Zoellick, es la eliminación de aranceles
a productos y servicios en las tres Américas: del norte, central y del
sur. El funcionario dijo, sin embargo, que por ahora la administración
se niega a incluir los subsidios agrícolas en las negociaciones porque
no son aranceles. Estados Unidos está decidido a incluir, para 2005,
a todos los países del hemisferio (menos Cuba) en el actual Acuerdo de
Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, en inglés).
La posición estadounidense explica que si se logra el acuerdo comercial,
los países latinoamericanos tendrán mejores oportunidades de vender
sus telas y artículos de vestir en Estados Unidos, una vez que se eliminen
los aranceles (que van de 12% a 17%).
Brasil, la más grande economía de América del sur e importante
exportador de productos agrícolas, va a exigir – también en el
seno de las negociaciones – una reducción de los subsidios agrícolas.
“La oferta no va a prosperar a menos que hagan algo con respecto a los
subsidios”, dijo Riordan Roett, director de la escuela de altos estudios
internacionales de la Johns Hopkins University.
El año pasado Estados Unidos aprobó un aumento de 80% en los
subsidios agrícolas, con los cuales paga a los mayores productores de
la nación casi US$ 180.000 millones durante 10 años para que cultiven
trigo, maíz, soja, arroz y algodón. La tercera parte de esa producción
se destina a la exportación y constituye – según expertos en exportación
agrícola — una inmensa e injusta barrera comercial.
La administración Bush dice que no abandonará los subsidios agrícolas
hasta que Europa no haga lo mismo mediante negociaciones en la Organización
Mundial del Comercio (OMC). “De lo contrario, nos estaríamos desarmando
unilateralmente”, dijo Zoellick.
El representante del país del norte explicó que expandir el área
de libre comercio en América significaría abrir los lucrativos
mercados financieros y de servicios de América del sur, incluidos servicios
técnicos, legales, contables y bancarios. A cambio de eso, la oferta
estadounidense incluye abrir por primera vez las compras estatales. Eso permitiría
a las empresas latinoamericanas participar en licitaciones por contratos federales,
pero también daría a las corporaciones estadounidenses la posibilidad
de competir abiertamente por contratos de gobiernos latinoamericanos.