Considerando el rojo de más de US$ 700 millones de febrero 2018, se observa un importante avance. El mismo obedeció a exportaciones que mostraron un salto de casi 20% i.a. e importaciones que mantuvieron su dinámica contractiva, cayendo más de 40% i.a, según advierte un informe de la consultora Ecolatina.
En cuanto a las ventas al país vecino, estas se vieron impulsadas por una economía brasileña que paulatinamente acelera su recuperación (el mercado espera un crecimiento del PBI del 2% i.a. para el primer trimestre de 2019, frente a 1,5% i.a. en el último cuarto de 2018), sumado a un tipo de cambio que, a pesar del retraso que mostró en enero y gran parte de febrero, aún se mantiene en una zona competitiva.
En este sentido, la participación argentina en las importaciones del país vecino trepó a 7,1%, frente a 5,2% en febrero de 2018. Por último, los principales crecimientos se registraron en trigo (ayudado por una cosecha récord) y cebada, vehículos de carga, combustible y aluminio.
Por otro lado, las importaciones desaceleraron su contracción en febrero; no obstante, la continúa siendo por demás contundente. La fuerte caída del salario real que observa nuestro país golpea la demanda de bienes finales, mientras que la recesión económica presiona sobre las compras de insumos, maquinaria y combustible. En esta línea, las mayores caídas se dejaron ver en vehículos (tanto de pasajeros como de carga), maquinaria agrícola, neumáticos y autopartes.
Siguiendo estos números, aún no se ve un cambio de paradigma producto de la asunción de Bolsonaro. En este marco, proyectamos que en 2019 la dinámica de mejora del saldo para nuestro país se mantendría, repitiendo la tendencia del cierre de 2018; impulsado por la dinámica local –recesión y salto cambiario- más que por la brasileña – mejora de la demanda y relativa apreciación cambiaria-.
No obstante, a medida que pasen los meses y las bases de comparación arrojen resultados “más ajustados”, la recuperación se atenuaría, principalmente en el caso de las importaciones. Como resultado, proyectamos un saldo levemente negativo para el cierre del año, dejando atrás de manera definitiva el abultado déficit de 2017 y la primera mitad de 2018.