En un entorno que ya estaba marcado por una enorme complejidad, con la llegada de la pandemia de la Covid-19, las empresas de la actividad de la salud se enfrentan hoy al desafío de una brutal aceleración para adaptar sus servicios de manera eficiente y amigable.
Las dimensiones de la pandemia no sólo están poniendo a prueba la capacidad real de los sistemas sanitarios; también la capacidad virtual.
Contar con un modelo de asistencia virtual brinda una herramienta valiosísima para la prevención, detección, seguimiento y tratamiento de casos.
El camino se allana rápidamente y esta transformación se basa en 3 pilares: 1, la evolución digital está emergiendo fuertemente, con soluciones concretas en productos y servicios; 2. la experiencia del paciente, ubicándolo en el centro del ecosistema y ofreciéndoles un modelo omnicanal; 3, la visión integral de procesos, del negocio, de las personas, del soporte, desde el back-office hasta las interacciones con el paciente.
Frente a la rapidez en la forma de contagio, se hace indispensable evitar el colapso de la infraestructura sanitaria y el distanciamiento social y, por consiguiente, desalentar las consultas presenciales innecesarias en beneficio de pacientes y profesionales.
La telemedicina encuentra en este contexto su momento de instalarse. Y viene acompañada por consulta médico-médico, monitoreo remoto con aparatología, rehabilitación a distancia con ejercicios asistidos por escaneo, prescripción electrónica de medicamentos, de prácticas, de especialidades, estudios, historias clínicas digitales y hasta centros médicos completamente virtuales.
El Gobierno y las empresas emitieron una variedad de exenciones regulatorias temporales y nuevas reglas para para responder con mayor flexibilidad a las nuevas necesidades.
Lo urgente y lo estratégico
La contracara: el enfoque está puesto en lo urgente y crítico, en la coyuntura. Los proyectos estratégicos han sido postergados o dejados de lado dada la inmediatez de las necesidades. Las soluciones muchas veces no tienen bases sólidas: los procesos se van definiendo sobre la marcha, faltan controles y la tecnología es la disponible y generalmente adaptada, los cambios culturales pueden no acompañar los cambios a la velocidad requerida tanto de parte de los usuarios como de los profesionales.
El tiempo y la posibilidad de ampliar el foco harán su parte para estructurar y fortalecer estos procesos incipientes a una nueva normalidad y capitalizar el empuje logrado.
Otro tanto pasa con los costos que se incrementan en el corto plazo debido a la mayor demanda y complejidad, pero la tendencia es a la baja por la mejora de la prevención, la detección de casos tempranos y la optimización del “cómo” de todo el proceso.
También deberá trabajarse en los perfiles del personal de salud: sus habilidades para el relacionamiento a distancia y sus capacidades para este mundo digital.
Sin duda, todo esto redundará en nuevas posibilidades y una mejor experiencia del paciente.
Bajo este paraguas, se definen cuatro frentes que consideramos vitales para estos tiempos: cuidándonos entre todos priorizando el impacto en la comunidad, adaptándonos ágilmente al entorno y asegurando la continuidad operativa, asegurando el sustento del negocio, construyendo el futuro y transformando el presente.
Actuamos hoy mientras construimos el mañana.
(*) Directora en Paradigma Sociedad de Soluciones.