Fue la primera decisión relevante tomada por Donald Trump el mismo día en que asumió: retirar a su país del acuerdo Trans Pacífico. Una iniciativa concebida e impulsada por su predecesor, Barack Obama, y que además de crear un ámbito comercial en la zona de mayor crecimiento económico del planeta, era una bien diseñada estrategia de contención de la expansión china en el sudeste asiático.
Oportunidad, demás está decir, que Beijing aprovechó al máximo, avanzando en la región y cortejando a estos potenciales socios comerciales renuentes. Por varios meses, los otros once países (Australia, Brunei, Canada, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Peru, Singapur y Vietnam) perdieron la iniciativa. El autor de la idea y su principal armador, Estados Unidos, el duodécimo integrante, los abandonaba sin remedio.
Pero de a poco, la idea de seguir adelante comenzó a crecer, impulsada ahora por Japón. Un año después, contra las enormes dificultades, los 11 países restantes se reunieron en Tokio a finales de enero. Pulieron y definieron los últimos detalles para lograr acuerdo pleno y convinieron en darle nacimiento formal –firma del acuerdo- durante el próximo mes de marzo, para que entre en vigencia durante 2019.
El grupo original tenía un ingreso anual del orden de los US$ 28 billones (billón es millón de millones). Pero dos terceras partes correspondían a Estados Unidos, que con su retiro, empequeñeció el proyecto. Si en aquel momento la iniciativa avanzaba es porque todas estas naciones con costa sobre el Pacífico, pretendían tener buen acceso al vasto mercado estadounidense.
La resurrección de la iniciativa podría ser el acontecimiento más inesperado en el escenario global, durante este año.
Las ideas dominantes en materia de comercio global fueron, durante las últimas décadas, la expresión del multilateralismo estadounidense, y la región del Asia Pacífico se benefició de modo importante. Pero entonces Trump decretó la muerte del multilateralismo y anunció una agenda de restricciones (la mayor parte de las cuales todavía no están vigentes).
En los últimos días ha impuesto aranceles punitorios a la importación de paneles solares provenientes de China o de Corea del Sur.
Pero los 11 países olvidados por Washington lograron reagruparse, eliminar las diferencias que los separaban y ahora tienen un pacto con nuevo nombre: Comprensivo y progresivo acuerdo para la alianza del Trans Pacífico. Un acuerdo del cual desaparecieron todas las demandas que en su momento planteó EE.UU.
¿Cómo fue posible que avanzara esta iniciativa multilateral? Los que empujan el carro que hay un imperativo estratégico: usar el mismo andamiaje teórico a pesar de la ausencia estadounidense. De lo contrario, el riesgo era caer claramente en la órbita de China. Salir del fuego para caer en las brasas, como dice el viejo adagio. Incluso el tratado podría expandirse. Han manifestado interés Corea del Sur, Indonesia y Filipinas. Y últimamente, Gran Bretaña, después del Brexit.