En el plano local los fondos comunes de inversión que invierten en activos
asiáticos se están transformando en uno de los productos más
buscados entre los inversores institucionales, que pueden así acceder a
un menú variado de activos extranjeros, desde la otra punta del planeta,
y sin siquiera tener que sacar su dinero del país.
“Nos parece que es una clase de activos muy atractiva. Por un lado, porque
ofrece la oportunidad de invertir en otra moneda y diversificar riesgos, y por
el otro, porque Asia es un sector que tiene muy buenas perspectivas”, opinó
Ignacio Goñi, de Compass, una de las dos compañías que
ofrece en el mercado local fondos de este tipo.
El dólar se ha venido devaluando el último año contra
la moneda europea -alcanzó su nivel más bajo hacia fines de 2004,
cuando el euro se cotizó a US$ 1,3637- y, según Goñi, va
a continuar así, ya que es un mecanismo que tiene el Gobierno de Estados
Unidos para corregir su déficit de cuenta corriente. “La divisa
norteamericana ya se devaluó mucho contra el euro y tiene espacio para
depreciarse más con respecto a otras monedas asiáticas”,
apuntó.
De esta forma, los fondos asiáticos ofrecen a los inversores argentinos
la oportunidad de estar invertido en yenes, yuanes, o hasta dólares australianos,
ya que contienen acciones de empresas tanto de Japón, como de China y
de Australia, entre otros lugares.
Si bien la Comisión Nacional de Valores (CNV), órgano que regula
a la industria de fondos comunes de inversión, sólo permite que
las administradoras locales inviertan el 25% de su patrimonio en el exterior,
las sociedades gerentes encuentran en los Certificados de Depósito Argentinos
(Cedears) una alternativa para acceder a los mercados internacionales.
Existen bancos como el Deustche Bank o el Banco Itaú que son los encargados
de transformar en Cedears las acciones de empresas extranjeras, como pueden
ser los papeles de una compañía como Fuji. Los Cedears, como activos
locales, cotizan en la Bolsa de Comercio porteña, y son una suerte de
recibo de esas acciones extranjeras originales que están depositadas
en alguno de estos bancos. En caso de exigirlo, de hecho, el tenedor de un Cedear
podría llegar a exigir su reconversión del certificado en su acción
original, en este caso Fuji, y operar el papel en las plazas bursátiles
internacionales.
“El fondo está invertido en renta variable (acciones) de países
asiáticos, preferentemente Japón. También invierte en compañías
de China, Corea, Hong Kong y Taiwan”, apuntó una fuente de Schroders
Argentina, que pidió no ser identificada. Schroders es responsable de
la administración del otro fondo común de inversión asiático
disponible en el mercado. Como parte de un grupo financiero internacional, la
administradora tiene una fuerte presencia en Asia, con oficinas, analistas,
porfolio managers y estrategas, lo que le otorga un gran ventaja a la hora de
definir sus inversiones.
Japón es uno de los países con mayor peso en los fondos de Asia.
Tras una década de bajo crecimiento, Japón registró en
la segunda mitad del 2004 un repunte en el nivel de actividad, principalmente,
no tanto por mejoras en el consumo, sino más bien por avances en el sector
corporativo. Fondos como el I+Emerging que maneja Compass buscan oportunidades
en empresas como Toyota Motors, Matsushita Electric (Panasonic), Honda Motors,
Canon, Nissan, Sony o Kyocera. Casi el 60% del fondo de Compass está
posicionado en activos japoneses.
Aunque también tienen importante presencia las corporaciones ubicadas
en algunos de los llamados Tigres Asiáticos (Hong Kong, Singapur, Taiwan
y Corea del Sur), Australia y obviamente, China. “Se temía un aterrizaje
duro de China. Pero ha logrado desacelerar su economía de forma suave.
Eso la hace una economía atractiva”, explicó Goñi.
La suscripción tanto del fondo I+Emerging de Compass como del Schroders
Asia se realiza en pesos, ya que los fondos están denominados en esta
moneda, en gran medida, debido a que los Cedears se negocian en pesos, en la
plaza bursátil local, como cualquier otro activo. Es así que desde
la Argentina los inversores acceden, sin la necesidad de cambiar sus billetes
en el mercado de cambios, a un menú de instrumentos en diferentes monedas
asiáticas. En el caso de Compass, la inversión mínima necesaria
es de $5.000, mientras que en el de Shroders asciende hasta $15.000.
“Apuntamos al segmento institucional, preferentemente, pues no tenemos
estructura en la Argentina que nos permita atender al segmento minorista. Si
algún individuo está interesado en invertir y cumple los requisitos
de documentación que requerimos, no hay ningún problema. Solamente
tomamos recaudos de conocer quién es el individuo a fin de evitar problemas
acerca del origen de su dinero”, aseveraron en Schroders. El fondo Schroders
Asia tenía al 7 de febrero un patrimonio de $50,1 millones, mientras
que el I+Emerging tenía activos por $14 millones. Desde comienzos de
diciembre de 2004, acumulan rendimientos de 0,93% y -2%, respectivamente, según
se desprende de los datos disponibles en la Cámara de Fondos Comunes
de Inversión. Bajo esta estructura, sin embargo, ambos fondos tienen
menos de seis meses de vida.
Por el momento, son los inversores institucionales los principales demandantes
de estos productos. “En términos de volumen, las AFJP son las que
tienen más peso en el fondo, además porque nosotros no tenemos
una red de distribución tan grande. Aunque poco a poco vemos que los
individuos se están animando también a invertir en Asia”,
coincidió, por su parte, Goñi.
Brasil, Estados Unidos y Europa, otras alternativas ya más conocidas
Los pequeños inversores, sin embargo, están ya acostumbrados
a los fondos de inversión de acciones extranjeras. En el mercado, existe
la posibilidad de adquirir fondos que están posicionados en activos de
Europa, de los Estados Unidos o de América latina. En todos los casos,
las administradoras utilizan los Cedears como principal instrumento de inversión.
Sólo en el caso de los fondos que están colocados en activos de
países del MERCOSUR, la CNV autoriza a las sociedades gerentes a invertir
directamente en el exterior.
“Nuestro fondo de Europa rindió más 19% en dólares
en los últimos 180 días. La revalorización del euro está
atrayendo a muchos inversores a este tipo fondo”, aseveró Florencia
Grecco, directora de 1874, la sociedad gerente de fondos del BankBoston, quien
no obstante reconoció que el producto que mayor aceptación sigue
teniendo en el mercado es el de activos brasileños. “Si bien el
mercado brasileño es uno de gran volatilidad, el 1784 Brasil es un fondo
que solicitan tanto institucionales como los inversores más chicos”.
El 1784 Brasil posee un patrimonio de $13,4 millones, mientras que el 1784 Europa
y el 1784 América apenas llegan a los $2,9 millones y $3,2 millones,
respectivamente.
Para Luciano Buyo, portfolio manager de Santander Investment Sociedad Gerente
de Fondos, esta diferencia se debe a que en gran parte la gente se siente más
cerca de los activos latinoamericanos, con respecto al resto del mundo. “Primero
la región es más fácil de entender para el inversor. Además
influye el hecho de que 2004 fue un año récord para todos los
mercados de América latina”, explicó el analista, quien además
considera que 2005 será un año igualmente bueno para la región.
“Aunque Latinoamérica tiene gran volatilidad, seguimos viendo con
buenos ojos a México, Brasil, Chile y a la Argentina. El gran tema, sin
embargo, en la mayoría de estos países será el control
inflacionario”, aseguró.
En la plaza local, hay prácticamente una veintena de fondos comunes
de inversión de activos extranjeros. Ante la necesidad de los inversores
locales de canalizar sus ahorros en una moneda fuerte, muchas veces reproducida
en la masiva compra de dólares, estos productos se plantean así
como una alternativa algo más sofisticada.
En el plano local los fondos comunes de inversión que invierten en activos
asiáticos se están transformando en uno de los productos más
buscados entre los inversores institucionales, que pueden así acceder a
un menú variado de activos extranjeros, desde la otra punta del planeta,
y sin siquiera tener que sacar su dinero del país.
“Nos parece que es una clase de activos muy atractiva. Por un lado, porque
ofrece la oportunidad de invertir en otra moneda y diversificar riesgos, y por
el otro, porque Asia es un sector que tiene muy buenas perspectivas”, opinó
Ignacio Goñi, de Compass, una de las dos compañías que
ofrece en el mercado local fondos de este tipo.
El dólar se ha venido devaluando el último año contra
la moneda europea -alcanzó su nivel más bajo hacia fines de 2004,
cuando el euro se cotizó a US$ 1,3637- y, según Goñi, va
a continuar así, ya que es un mecanismo que tiene el Gobierno de Estados
Unidos para corregir su déficit de cuenta corriente. “La divisa
norteamericana ya se devaluó mucho contra el euro y tiene espacio para
depreciarse más con respecto a otras monedas asiáticas”,
apuntó.
De esta forma, los fondos asiáticos ofrecen a los inversores argentinos
la oportunidad de estar invertido en yenes, yuanes, o hasta dólares australianos,
ya que contienen acciones de empresas tanto de Japón, como de China y
de Australia, entre otros lugares.
Si bien la Comisión Nacional de Valores (CNV), órgano que regula
a la industria de fondos comunes de inversión, sólo permite que
las administradoras locales inviertan el 25% de su patrimonio en el exterior,
las sociedades gerentes encuentran en los Certificados de Depósito Argentinos
(Cedears) una alternativa para acceder a los mercados internacionales.
Existen bancos como el Deustche Bank o el Banco Itaú que son los encargados
de transformar en Cedears las acciones de empresas extranjeras, como pueden
ser los papeles de una compañía como Fuji. Los Cedears, como activos
locales, cotizan en la Bolsa de Comercio porteña, y son una suerte de
recibo de esas acciones extranjeras originales que están depositadas
en alguno de estos bancos. En caso de exigirlo, de hecho, el tenedor de un Cedear
podría llegar a exigir su reconversión del certificado en su acción
original, en este caso Fuji, y operar el papel en las plazas bursátiles
internacionales.
“El fondo está invertido en renta variable (acciones) de países
asiáticos, preferentemente Japón. También invierte en compañías
de China, Corea, Hong Kong y Taiwan”, apuntó una fuente de Schroders
Argentina, que pidió no ser identificada. Schroders es responsable de
la administración del otro fondo común de inversión asiático
disponible en el mercado. Como parte de un grupo financiero internacional, la
administradora tiene una fuerte presencia en Asia, con oficinas, analistas,
porfolio managers y estrategas, lo que le otorga un gran ventaja a la hora de
definir sus inversiones.
Japón es uno de los países con mayor peso en los fondos de Asia.
Tras una década de bajo crecimiento, Japón registró en
la segunda mitad del 2004 un repunte en el nivel de actividad, principalmente,
no tanto por mejoras en el consumo, sino más bien por avances en el sector
corporativo. Fondos como el I+Emerging que maneja Compass buscan oportunidades
en empresas como Toyota Motors, Matsushita Electric (Panasonic), Honda Motors,
Canon, Nissan, Sony o Kyocera. Casi el 60% del fondo de Compass está
posicionado en activos japoneses.
Aunque también tienen importante presencia las corporaciones ubicadas
en algunos de los llamados Tigres Asiáticos (Hong Kong, Singapur, Taiwan
y Corea del Sur), Australia y obviamente, China. “Se temía un aterrizaje
duro de China. Pero ha logrado desacelerar su economía de forma suave.
Eso la hace una economía atractiva”, explicó Goñi.
La suscripción tanto del fondo I+Emerging de Compass como del Schroders
Asia se realiza en pesos, ya que los fondos están denominados en esta
moneda, en gran medida, debido a que los Cedears se negocian en pesos, en la
plaza bursátil local, como cualquier otro activo. Es así que desde
la Argentina los inversores acceden, sin la necesidad de cambiar sus billetes
en el mercado de cambios, a un menú de instrumentos en diferentes monedas
asiáticas. En el caso de Compass, la inversión mínima necesaria
es de $5.000, mientras que en el de Shroders asciende hasta $15.000.
“Apuntamos al segmento institucional, preferentemente, pues no tenemos
estructura en la Argentina que nos permita atender al segmento minorista. Si
algún individuo está interesado en invertir y cumple los requisitos
de documentación que requerimos, no hay ningún problema. Solamente
tomamos recaudos de conocer quién es el individuo a fin de evitar problemas
acerca del origen de su dinero”, aseveraron en Schroders. El fondo Schroders
Asia tenía al 7 de febrero un patrimonio de $50,1 millones, mientras
que el I+Emerging tenía activos por $14 millones. Desde comienzos de
diciembre de 2004, acumulan rendimientos de 0,93% y -2%, respectivamente, según
se desprende de los datos disponibles en la Cámara de Fondos Comunes
de Inversión. Bajo esta estructura, sin embargo, ambos fondos tienen
menos de seis meses de vida.
Por el momento, son los inversores institucionales los principales demandantes
de estos productos. “En términos de volumen, las AFJP son las que
tienen más peso en el fondo, además porque nosotros no tenemos
una red de distribución tan grande. Aunque poco a poco vemos que los
individuos se están animando también a invertir en Asia”,
coincidió, por su parte, Goñi.
Brasil, Estados Unidos y Europa, otras alternativas ya más conocidas
Los pequeños inversores, sin embargo, están ya acostumbrados
a los fondos de inversión de acciones extranjeras. En el mercado, existe
la posibilidad de adquirir fondos que están posicionados en activos de
Europa, de los Estados Unidos o de América latina. En todos los casos,
las administradoras utilizan los Cedears como principal instrumento de inversión.
Sólo en el caso de los fondos que están colocados en activos de
países del MERCOSUR, la CNV autoriza a las sociedades gerentes a invertir
directamente en el exterior.
“Nuestro fondo de Europa rindió más 19% en dólares
en los últimos 180 días. La revalorización del euro está
atrayendo a muchos inversores a este tipo fondo”, aseveró Florencia
Grecco, directora de 1874, la sociedad gerente de fondos del BankBoston, quien
no obstante reconoció que el producto que mayor aceptación sigue
teniendo en el mercado es el de activos brasileños. “Si bien el
mercado brasileño es uno de gran volatilidad, el 1784 Brasil es un fondo
que solicitan tanto institucionales como los inversores más chicos”.
El 1784 Brasil posee un patrimonio de $13,4 millones, mientras que el 1784 Europa
y el 1784 América apenas llegan a los $2,9 millones y $3,2 millones,
respectivamente.
Para Luciano Buyo, portfolio manager de Santander Investment Sociedad Gerente
de Fondos, esta diferencia se debe a que en gran parte la gente se siente más
cerca de los activos latinoamericanos, con respecto al resto del mundo. “Primero
la región es más fácil de entender para el inversor. Además
influye el hecho de que 2004 fue un año récord para todos los
mercados de América latina”, explicó el analista, quien además
considera que 2005 será un año igualmente bueno para la región.
“Aunque Latinoamérica tiene gran volatilidad, seguimos viendo con
buenos ojos a México, Brasil, Chile y a la Argentina. El gran tema, sin
embargo, en la mayoría de estos países será el control
inflacionario”, aseguró.
En la plaza local, hay prácticamente una veintena de fondos comunes
de inversión de activos extranjeros. Ante la necesidad de los inversores
locales de canalizar sus ahorros en una moneda fuerte, muchas veces reproducida
en la masiva compra de dólares, estos productos se plantean así
como una alternativa algo más sofisticada.