El mercado financiero argentino concentra su atención en los resultados de la licitación del Bonar realizada el 11 de diciembre, considerada un test clave para medir la liquidez disponible en el sistema. Según Emilio Botto, jefe de Estrategia de Mills Capital Group, la sostenibilidad del modelo económico depende también de mantener bajo control el riesgo país y garantizar un nivel de reservas que permita preservar la estabilidad nominal.
El Gobierno apunta a captar alrededor de US$ 2.633 millones para el 9 de enero, con el objetivo de cubrir los cupones de los bonos AL29, AL30, GD29 y GD30. La estrategia oficial consistió en colocar un bono en dólares bajo ley local a una tasa inferior a la vigente en el mercado, buscando mejorar las condiciones de refinanciamiento y evitar compras de dólares por parte del Tesoro, lo que podría ejercer mayor presión sobre el tipo de cambio.
Botto advierte que una emisión por debajo del 10% permitirá cubrir parte de los vencimientos de enero. “La emisión por debajo del 10% permitirá cubrir parte de los vencimientos de enero, al menos los USD 2.633 millones”, afirmó. Existen dos posibles escenarios: si el bono se coloca en torno al 9%, podría alinearse con la curva Hard Dollar y luego converger nuevamente al 10%, generando pérdidas para quienes ingresaron en la emisión. Alternativamente, si el resultado se combina con avances legislativos en el Congreso, podría contribuir a una compresión del riesgo país y permitir que el resto de la curva Hard Dollar se acomode hacia niveles del 9%.
Finalmente, Botto considera que una baja de tasas a nivel global mejoraría la perspectiva para la deuda de cualquier mercado emergente. En el caso argentino, el impacto sería más relevante por el proceso de ingreso al mercado internacional y la necesidad de condiciones financieras más favorables.
“El mercado llega a la mitad de diciembre monitoreando la licitación del día 11 como el test de liquidez inmediato”, expresó Emilio Botto, jefe de Estrategia de Mills Capital Group.












