Ante la superación de la barrera de los 103 yenes por dólar, el Banco de Japón intervino hoy en el mercado y detuvo la tendencia a la apreciación de la moneda japonesa que pone en jaque las recientes medidas para reactivar la economía.
Fuentes empresarias locales aseguraron que este lunes el Banco de Japón compró entre US$2.000 y US$3.000 millones en varias tandas a lo largo del día, que lograron detener al menos momentáneamente la tendencia y elevar su tipo de cambio, aunque solo de 103 a 103,19 yenes a última hora de la tarde.
El ministro de finanzas, Kichi Miyazawa, justificó la intervención por las
oscilaciones “desordenadas” del yen y el dólar, y calificó de “natural” el derecho de la autoridad a intervenir en el mercado de divisas de Tokio.
La apreciación de la moneda nipona se produce en medio de un boom bursátil que se corresponde con la reversión de las tendencias recesivas de los últimos años. Para 1999 se espera que el PIB crezca 0,5%, llegando a 1% para el 2000.
Sin embargo, según el Banco Industrial de Japón, si el yen llegara a 90 yenes, la economía del archipiélago caerá un 0,34% el año que viene y si esta apreciación persistiera, el decrecimiento sería de 1,7% en el 2001.
El gobierno quiere evitar a toda costa que la multimillonaria inyección de 18
billones de yenes (unos US$176.470 millones) aprobada este mes para animar la actividad empresarial y lograr el renacimiento de la economía quede anulada por la fuerte apreciación del yen.
Ante la superación de la barrera de los 103 yenes por dólar, el Banco de Japón intervino hoy en el mercado y detuvo la tendencia a la apreciación de la moneda japonesa que pone en jaque las recientes medidas para reactivar la economía.
Fuentes empresarias locales aseguraron que este lunes el Banco de Japón compró entre US$2.000 y US$3.000 millones en varias tandas a lo largo del día, que lograron detener al menos momentáneamente la tendencia y elevar su tipo de cambio, aunque solo de 103 a 103,19 yenes a última hora de la tarde.
El ministro de finanzas, Kichi Miyazawa, justificó la intervención por las
oscilaciones “desordenadas” del yen y el dólar, y calificó de “natural” el derecho de la autoridad a intervenir en el mercado de divisas de Tokio.
La apreciación de la moneda nipona se produce en medio de un boom bursátil que se corresponde con la reversión de las tendencias recesivas de los últimos años. Para 1999 se espera que el PIB crezca 0,5%, llegando a 1% para el 2000.
Sin embargo, según el Banco Industrial de Japón, si el yen llegara a 90 yenes, la economía del archipiélago caerá un 0,34% el año que viene y si esta apreciación persistiera, el decrecimiento sería de 1,7% en el 2001.
El gobierno quiere evitar a toda costa que la multimillonaria inyección de 18
billones de yenes (unos US$176.470 millones) aprobada este mes para animar la actividad empresarial y lograr el renacimiento de la economía quede anulada por la fuerte apreciación del yen.